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El nueve de Guardiola es Messi

Barcelona's Josep Guardiola (C) shakes hands with Inter Milan's Cameroonian forward Samuel Eto'o next to Barcelona's Argentinian forward Lionel Messi (R) and Barcelona's captain Carles Puyol (2D-R) after their UEFA Champions League football match at San Siro Stadium in Milan on September 16, 2009. The match ended in a 0-0 draw. AFP PHOTO / Christophe Simon (Photo credit should read CHRISTOPHE SIMON/AFP/Getty Images)

 

La primera temporada de Guardiola en el banquillo del Barça comenzó con unas declaraciones del técnico en las que afirmaba que no contaba ni con Ronaldinho, ni con Deco, ni con Samuel Eto’o. Finalmente, mientras el club encontró una salida para los dos primeros, Eto’o permaneció en el club, cerrando la puerta a nombres como los de Berbatov o Adebayor. Eto’o no solo tuvo su espacio en la plantilla, sino que se convirtió en un fijo en el once y se erigió como el máximo goleador del equipo. No obstante, Pep tenía en mente otro perfil de nueve para su equipo, en el cual deben sobresalir cualidades como el juego de espaldas o la capacidad de aparecer entre líneas. No es difícil darse cuenta como sus dos equipos referentes, el Dream Team de Cruyff y el Ajax de Van Gaal, han influido en este aspecto. El primero sorprendió por jugar sin un delantero centro claro, pues los teóricos nueves se veían relegados al costado, y era Bakero, el vértice superior del rombo en el medio campo, o un Laudrup muy libre, quienes cumplían con el rol de falso nueve. En el conjunto de Ámsterdam, con Kanu o Kluivert, el concepto de juego en esta posición era el mismo, la de un hombre que jugando de espaldas a portería habilitara líneas de pase para los medios y permitiera aumentar la velocidad de circulación del balón.

No se trata de una cuestión de preferencias personales, sino que es el tipo de jugador que más conviene al equipo en esta posición. Por eso, cuando los partidos se ponían cuesta arriba y en los momentos decisivos, Guardiola planteó un intercambio de posiciones entre Eto’o y Messi. Huelga decir que el rendimiento del camerunés en banda disminuía de manera importante, pero a cambio el equipo ganaba la pieza que desde el centro le permitía rayar a un nivel más alto. En definitiva, se sacrificaba el rendimiento individual de Eto’o en pos del de todo el colectivo. Los casos más paradigmáticos seguramente sean los dos mejores partidos del equipo esa temporada, la goleada en el Bernabéu y la final de Champions contra el Manchester United.

Llegado el período de fichajes, pues, el club propuso un cambio de perfil en el nueve con la llegada de Ibrahimović. Se trataba de un punta mucho más afín a la idea del técnico, que coincidía con lo que el equipo podía demandar del jugador que ocupase la posición del nueve. No obstante, Ibra es un nueve que suma en determinados aspectos pero que resta en otros. En su momento fue una decisión inteligente, pues el equipo tenía los recursos para sobreponerse a los inconvenientes de un punta como el sueco. No obstante, a lo largo de la temporada el cuerpo técnico apenas pudo contar con dos de los hombres que más debían hacer por la integración de Zlatan al funcionamiento del equipo: Henry e Iniesta. Los dos, cada uno a su manera, debían ser los encargados de empujar al rival diez metros para atrás, esos diez metros que los desmarques de apoyo de Ibra les invitaban a ganar. Sin Thierry ni Andrés, pues, la aportación de Ibrahimović era menor, y sus carencias mucho más perjudiciales. Por eso con la Liga en juego, Pep volvió a apostar por centrar la posición de Messi, dejando al sueco en el banquillo y acompañando al argentino de Pedro y Bojan.

Segunda temporada de Guardiola en el Barça, y segunda ocasión en que la fase decisiva se la juega con Messi como falso nueve. Por eso, y aunque el fichaje de David Villa podía interpretarse como el deseo de reproducir el rol de Henry para poder dar encaje en el sistema a Ibrahimović, parece que Guardiola se ha decidido por Messi como el nueve de su equipo. Cruyff ya dio una pista cuando pronosticó que Villa llegaba para jugar en banda porque el punta iba a ser Messi, y en base a esto, podemos reinterpretar los movimientos del club este verano. Así, en lugar de ver en Cesc un hombre capaz de completar la media con Xavi e Iniesta, y a la vez ser un seguro en caso de que se reprodujeran los problemas físicos del manchego, nos encontramos a un fichaje que permitiría adelantar la posición de Iniesta para completar el tridente de ataque junto a Messi y Villa.

Por eso, y a la espera de lo que suceda dentro de un año con el de Arenys, de confirmarse la salida de Ibrahimović, más que a un delantero centro, se deberá mirar a la posición de extremo -o de un punta capaz de partir desde la banda-, ya que sin Cesc presumiblemente Iniesta bajará a la media dejando un hueco en una de las bandas del ataque azulgrana. Viendo el escenario en esta recta final del mercado de fichajes, pues, no nos extrañaría que finalmente el Barça cerrara la cesión de Robinho. El jugador llegaría a un club desde el cual poder relanzar su carrera pero con la obligación de ganarse su continuidad, el Manchester City se desharía de un futbolista con el que actualmente no cuenta, y el Barça incorporaría a un jugador de una enorme calidad y tendría la libertad de, si al final de temporada no convence, volcarse de nuevo en el fichaje de Cesc para poner en práctica el plan inicial de adelantar la posición de Iniesta.

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– Foto: Christophe Simon/AFP/Getty Images

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