
Por eso, por ejemplo, lo normal será ver a Park en banda izquierda para trabajar defensivamente sobre Dani Alves, y no a un Ryan Giggs que sería desbordado por el lateral brasileño o a un Rooney demasiado sacrificado en defensa para lo importante de su producción ofensiva si el United quiere tener opciones de éxito. Así pues, como han hecho todos los rivales que se han enfrentado al Barça, el volante izquierdo estará más pendiente de defender a Alves -un hombre clave en el juego del Barça tanto a la hora de dar amplitud al ataque como de generar superioridad numérica en el centro del campo- que de atacarle. Es cierto que Alves es un lateral que en sus subidas descuida su espalda, pero su aportación ofensiva es de tal magnitud que ningún entrenador puede permitirse liberarlo para fijar a su espalda al extremo. No obstante, los enfrentamientos contra el Madrid han abierto una posibilidad. En la final de Copa Ronaldo, desde la posición de 9, castigó la espalda de los laterales para abrir a los centrales y habilitar la segunda línea y eso penalizó notablemente al Barça durante la primera parte. En la ida de Champions, pues, Guardiola se vio obligado a anclar a Alves e impedirle sus habituales alegrías ofensivas con el objetivo de controlar estas situaciones. Sin embargo, sucedió entonces que Di Maria, obligado hasta entonces a defender, fue invitado a atacar, y como tanto Alves como Di Maria atacan mejor que defienden, fue el jugador merengue el que sacó ventajas del emparejamiento. En el día que más conservador se mostró Alves, más problemas generó el Madrid por su costado.
La alternativa para Guardiola sería situar al lado de Piqué a Puyol, algo que en gran medida dependerá tanto del estado físico del capitán como del de Abidal. Ambos llegan con dudas sobre su estado, y ahí puede estar la incógnita del técnico. Lo ideal en estos casos con un jugador tocado es alinearlo de inicio. Imaginarse a un Puyol entrando en la segunda parte, recayendo de sus problemas en la rodilla y obligando al técnico a gastar un segundo cambio para dar entrada a Milito o Fontàs; o a un Abidal preparado para 60 minutos ante la perspectiva de una posible prórroga, deja a las claras los motivos. La peculiaridad de este caso es que son dos los hombres tocados y Guardiola sólo tiene un recambio de garantías, Mascherano. Cabe la posibilidad, pues, que opte por asegurarse los 90 minutos del argentino esperando rotar a los tocados en el lateral izquierdo. Exclusivamente desde el unto de vista futbolístico, lo ideal para el Barça es un Puyol+Abidal, pero la situación es especial.
La otra alternativa que tiene Guardiola es la de sacrificar a Busquets para adelantar a Mascherano, más después de que los focos estén sobre el canterano tras lo sucedido una vez finalizada la semifinal contra el Madrid. Es una posibilidad remota, pero que ganará opciones si Guardiola piensa que Ferguson optará por liberar a Rooney con la presencia de Chicharito en punta.
Es cierto que en ocasiones esta temporada Giggs ha ocupado también esta demarcación de interior, pero ante el ritmo de balón del Barça y el previsible escenario de posesión culé, es difícil que el galés, ahí, no sea más un problema que una solución para el United. Si Ferguson quiere dar cabida a Giggs, lo más lógico sería ubicarlo en la mediapunta de un 1-4-1-1 por detrás de Rooney, aunque eso implicaría perder el escenario ideal del crack inglés y la aportación de Chicharito. Otra vía, sorprendente pero que podría ser interesante, sería ubicarlo en banda derecha a pierna cambiada… pero a ello, junto a otras consideraciones sobre la final, nos dedicaremos en la tercera parte de la previa.
