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El reto de Pep: la columna del 87

Quizá obligado por el inimaginable éxito de su primera temporada al frente de la primera plantilla del F.C.Barcelona en la que conquistó los tres títulos a los que aspiraba, cada temporada Guardiola ha lanzado un reto a su plantilla. Se trata de introducir alguna novedad que renueve la motivación del grupo, que obligue al jugador a esforzarse para asimilar nuevos conceptos para que el objetivo sea el día a día y no el largo plazo. En agosto de 2009, cuando el equipo iniciaba la temporada post-triplete, en En un momento dado escribimos: «La motivación será siempre la de ganar, pero los objetivos, aquello en lo que debe pensar el futbolista a lo largo de la semana, antes de saltar al césped o cuando el balón empieza a rodar, deben ser cada uno de los principios técnicos, conceptos tácticos o actitudes competitivas que posibilitarán finalmente conseguir la victoria.» 

Primero fue la prueba de la salida de tres incrustando al mediocentro entre centrales y el cambio en el perfil del delantero centro con la llegada de Ibrahimovic, y la pasada temporada, tras la marcha del sueco, la nueva posición de Leo Messi como falso delantero centro. El objetivo es sumar nuevos estímulos a los jugadores para seguir creciendo. Seguir mejorando respecto al año anterior. En esta línea, Guardiola ha puesto en práctica este inicio de temporada el esquema 1-3-4-3, aunque atendiendo a la composición de la plantilla y a las dudas sobre su viabilidad ante rivales del máximo nivel, en este post vamos a exponer una alternativa al cambio de sistema que permita al Barça de Guardiola seguir creciendo en su fútbol. Ésta pasa por potenciar el juego y la influencia de los miembros de la generación del 87, Piqué, Cesc y Messi.

El argentino ya es el centro absoluto desde la libertad que le da la posición de falso nueve, y a lo largo de las últimas fechas, ya hemos analizado la trascendencia que podría adquirir Cesc desde la posición de mediocentro y de qué manera podría re-dimensionar al colectivo. Con el ex-gunner, el equipo empezaría a gobernar desde el mediocentro y no desde el interior como sucede ahora, y una nueva gestión de la base de la jugada permitiría al equipo mostrarse aún más poderoso en campo del rival. Una vez potenciado Messi en ataque y Cesc en la media, el último apartado es la salida del balón desde la defensa.

Si ya antes de la llegada de Guardiola la salida desde la defensa era una fase de importancia capital en el juego que desde la llegada de Cruyff propone el F.C.Barcelona –ahí están por ejemplo los nombres de Koeman, Blanc, Frank de Boer o Rafa Márquez- desde que el de Santpedor se hizo cargo de la primera plantilla, está fase se ha convertido prácticamente en una obsesión desde el primer día. En este sentido, Pep prácticamente siempre ha apostado por una salida con tres hombres, ya fuese cerrando con el lateral izquierdo –Abidal o Puyol- en su primera temporada, o con los numerosos intentos de implantar la salida lavolpista retrasando al mediocentro a raíz, primero, de la lesión de Márquez, y finalmente de la salida de éste del equipo.

Sin el mexicano y su extraordinario desarrollo en esta fase del juego,  Guardiola optó por implicar en la salida al mediocentro para formar un tridente más eficiente que el que formarían los centrales con el lateral izquierdo. A priori, un Piqué-Touré/Busquets-Puyol, propondría un mejor inicio del juego que un Piqué-Puyol-Abidal.  No obstante, la falta del mediocentro adecuado para llevar a cabo este mecanismo, pues precisa de un perfil de iniciador-organizador al que no responden ni Busquets ni Mascherano, ha hecho que Guardiola siempre terminara desestimando este plan y volviendo a la salida con los centrales más el lateral izquierdo.

Sí existe una posibilidad, no obstante, de que Guardiola encuentre una manera de dar una vuelta de tuerca a esta fase del juego. Teniendo en cuenta los problemas físicos de Puyol, las concesiones que implica alinear a un lateral como Adriano cuando Abidal debe ocupar el centro de la zaga y la llegada de Cesc Fábregas al centro del campo, es muy probable que en muchas ocasiones a lo largo de la temporada el acompañante de Piqué en el centro de la zaga sea Mascherano. Cuando esto ha sucedido, Pep ha optado por situar al argentino sobre el perfil derecho quedando Piqué como central izquierdo. De este modo, si el entrenador se decantase por un inicio de la jugada de tres hombres en el que intervinieran los centrales y el lateral izquierdo, sería Gerard el hombre que, tras el movimiento del central derecho abriéndose al costado, se situaría en el centro de esa línea de tres. Se estaría potenciando al central más capacitado para protagonizar la salida del equipo, permitiéndole influir en un campo mucho más amplio, como en su momento sucedió con Messi cuando abandonó la banda derecha para acomodarse en la posición de falso nueve.

 

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