
El Real Madrid, para abandonar los problemas que encontró la pasada temporada ante rivales que le cedían el balón y le obligaban a atacar en posicional, ha introducido una serie de cambios buscando imponerse también es estos escenarios. La principal novedad se concentra en Xabi Alonso, quien al inicio de la jugada baja hasta situarse entre centrales, reproduciendo la salida lavolpiana que tantas veces ha intentado implantar Guardiola en su Barça. Alonso, desde esa posición al inicio de la jugada, es quien, no sólo está comandando el juego del equipo, sino de quien depende la posición en el campo de sus compañeros. Para profundizar en el nuevo rol de Alonso y en cómo éste repercute sobre el comportamiento de sus compañeros, recomendamos el extraordinario trabajo de los compañeros del blog Ecos del Balón.
A ese movimiento de Alonso situándose entre centrales, le acompaña la proyección simultánea de los dos laterales al centro del campo, tanto de un Marcelo que como consecuencia ha perdido peso en la salida, como de un Arbeloa que se ha hecho con la plaza de lateral tras la consolidación de Sergio Ramos como central izquierdo al lado de Pepe. La nueva demarcación del defensa andaluz es otra de las novedades del Madrid 2011-12. La nueva pareja de centrales merengue, dos portentos a nivel físico y en anticipación, permite a Mourinho adelantar mucho la línea y llevar al equipo más cerca del área rival. Las fases de posesión del adversario se acortan y Madrid no se ve obligado a correr hacia atrás para recuperar la posición defensiva. El Madrid monopoliza la posesión, y cuenta con jugadores capaces de darle sentido con el equipo atacando en posicional.
Por parte del Barça, sin duda la principal novedad ha sido la utilización del 1-3-4-3 como plan principal más allá del recurso puntual. Bien por la sobrepoblación de centrocampistas de primerísimo nivel en la plantilla, bien ante la perspectiva de no poder renovar a Dani Alves la pasada temporada, bien como medida de motivación de un grupo que lleva tres temporadas instalado en el éxito, lo cierto es que esta temporada Guardiola ha preferido en más ocasiones a tres defensas en lugar de cuatro. En esta línea de tres zagueros, tras rendir a un excelente nivel en el tramo final de la temporada pasada, se ha afianzado como un fijo Javier Mascherano. Bien como marcador derecho, bien como líbero, el argentino puede ser considerado uno de los centrales titulares del equipo, compitiendo en igualdad de condiciones -sino en mejores- con Piqué y Puyol.
Por último, centrarnos en el ya mencionado tol de Cesc como doble falso nueve, ya sea en el 1-3-4-3 partiendo del vértice superior del rombo, o formando en la delantera del 1-4-3-3. Con ese dispositivo táctico, la presencia de un lateral como Dani Alves permite a Guardiola liberar la banda derecha y poder centrar al de Arenys. El rol de Cesc ahí, es el de complementar a Messi. Cuando uno se acerca a los interiores, el otro pisa el área, para así mantener a los centrales fijos y a la vez crear superioridades en tres cuartos de campo. Sacar ventajas del falso nuevo sin que penalice uno de los inconvenientes, la difícil ocupación del área. Sin embargo, en ocasiones hemos visto cómo Messi recuperaba la banda derecha que ocupó la primera temporada de Guardiola en el banquillo, convirtiéndose el argentino en esa atracción en el costado que habilite espacios para sus compañeros en el interior, obligando al rival a abrir su sistema defensivo.
