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Alexis Sánchez, Año 2

La primera temporada de Alexis Sánchez en el Barça no fue mala, pero del chileno, uno de los atacantes más prometedores del panorama, se espera más. Aterrizó en el cuarto año del proyecto Guardiola y resulta más difícil llegar a un equipo ganador que a uno por hacer. En el primer caso, los mecanismos ya están construidos y las dinámicas colectivas consolidadas, por lo que introducir una nueva pieza resulta más problemático. Cuando un proyecto se inicia, todo está por hacer, de modo que jugador y equipo crecen de la mano. Esto es lo que parece que está sucediendo esta temporada con Tito Vilanova.

El curso pasado vimos a un Alexis demasiado sujetado, que prácticamente siempre tenía la misión de fijarse en banda para generar, así, el espacio interior a sus compañeros. El chileno fue una chincheta que se clavaba en el extremo para estirar a la defensa rival y limpiar el carril central a la nube de centrocampistas del equipo. Su mejor partido, sin duda, fue en el Bernabéu, cuando Guardiola lo liberó y lo usó para monopolizar a la zaga blanca y dejar a Messi respirar. Alexis pudo abarcar todo el ancho del campo, fijar a Coentrao y atacar la espalda de Ramos y Pepe. Fue una de las claves de la victoria culé, pues él sólo se encargó de fijar a toda la defensa del Madrid generando espacios en tres cuartos, algo que, con Messi sobre el césped es sinónimo de devastación.

Esta parece ser la línea tomada por Vilanova con el chileno. Fijarlo menos en banda y permitirle transitar por todo el flanco de ataque. En este sentido el fichaje de Jordi Alba ayuda. El ex-canterano será quien fije la banda por banda izquierda, algo que agradecerán tanto el interior como el extremo. Sin embargo parece que la ubicación más habitual de Alexis estará en la banda derecha, y ahí, Tito, le dará galones. Liberado para acudir al centro, la responsabilidad de abrir el campo se la repartirá con Alves y el interior que finalmente elija el míster. Un comportamiento dinámico que encaja perfectamente en el juego de Alexis en el cual, cuando uno se centra otro se abre, cuando uno aguanta otro pica. Las mil caras de Dani Alves y la habilidad de Cesc para llegar o para caer a recibir en banda, encajan como un guante en lo que necesita el juego del delantero.

La derecha es también la banda sobre la que suele caer Messi a recibir de modo que su pierna buena, la izquierda, quede encarada hacia dentro. La relación que establezcan el chileno y el argentino con el perfil derecho como plataforma de salida, puede ser una de las armas más contundentes del Barça de Vilanova. Cada año que pasa Messi crece más. Empezó influyendo en banda, luego, desde el centro, pasó a amenazar todo el frente de ataque, y ahora, cada vez más, empieza a generar peligro desde más atrás. Esto, que sin duda es una fortaleza pues refuerza al mejor futbolista de todos los tiempos, implica también alguna carencia, como es la desocupación del área cuando Leo se aproxima a la media, permitiendo a la defensa rival -y especialmente a los centrales- salir. Vimos en su día a Mourinho aprovechando esta circunstancia y mandar a Pepe a seguir a Messi lejos del área, y vimos la respuesta de Guardiola situando como nueve a Alexis para mantener sujetos a los zagueros y liberar de su vigilancia al 10. Si como parece  esta campaña Messi va a entrar en contacto con la jugada desde más atrás, la ocupación del área por parte de los extremos va a ser fundamental. Seguramente por eso el técnico ha decidido dejar que Alexis vuele libre.

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