Al fin Jordi Alba tendrá descanso. No mucho pero será valioso. Su inicio de temporada fue una de las grandes noticias del nuevo Barça de Vilanova. Pese a ser uno de los dos fichajes del equipo y empezar a jugar casi desde que aterrizó en Barcelona, pareció uno más desde el primer día. Formado en la Masía, el modelo Barça no le vino de nuevo. Su estado de forma, además, era superior al resto. Llegar en carrera siempre es mejor que empezar de parado, y Jordi llegaba encadenando Eurocopa y Juegos Olímpicos con la selección. Mientras el resto buscaba alcanzar la forma, él trataba de sostenerla, partía con ventaja.
Sus carreras al inicio de Liga fueron fundamentales para un equipo aquejado de falta de profundidad, y su posterior sociedad con Iniesta y Cesc, una de las notas más positivas del primer año de Tito al frente del equipo. Pero la carga pasó factura, y coincidiendo bastante con el inicio del derrumbe colectivo, a Jordi se le acababa la gasolina. El verano sirve para cargar las pilas, y el lateral no había podido. A él le tocó alargarlas al máximo hasta vaciarlas del todo.
Mientras veinte meses compitiendo sin descanso empezaron a hacer mella en el rendimiento de Jordi Alba, el Barça de Vilanova pasaba por su período más bajo. Fue el momento en que el míster se la jugó al gol aislado de Villa para alcanzar lo que no llegaba por juego, lo cual sobre el césped se tradujo en la desocupación del carril derecho en ataque para que Alves se lo comiera entero. Rota ya la conexión Cesc-Iniesta en banda izquierda, el manchego había vuelto al mediocampo y por delante Pedro era el encargado de fijarle al lateral de turno más cerca de la línea de cal que del central. Vimos al Jordi Alba más sujeto atrás en años. Porque el jugador ya no podía estar a todas y porque el cuerpo técnico había encontrado la manera de sostenerlo.
Llegado el verano, el lateral preparó las maletas pero otra vez no se iba de vacaciones. Le esperaba Brasil y una Copa Confederaciones en la que Neymar deslumbraría. Brasileño y catalán compartirán banda en unas semanas, y si el Barça quiere sacar lo mejor de Neymar, necesitará a Jordi Alba. El ex del Santos, pese a que partirá de la banda, olfateará carril central, y la libertad para desplazarse ahí se la dará en gran medida su lateral. Quitarle a Neymar la responsabilidad de fijar la amplitud, debe ser un objetivo claro del Barça 2013-14.

