
Pese a todo, quien se adelantó fueron los visitantes, merced del gol de otro joven prometedor jugando en banda derecha a pierna cambiada. Sin embargo el Celta se sobrepuso al gol de Suso apoyado en un comportamiento futbolístico que le generaba ventajas. Más allá de lo que permite con balón -señalar aquí que la demarcación de Rafinha le facilita salir encarado para el chut a portería, y eso en un equipo con los problemas realizadores del Celta no es cualquier cosa- cabe detenerse también a lo que sucede alrededor del mismo a partir de la recepción del jugador cedido por el Barça. Por regla general, cuando le llega el balón en el pico del área, sus compañeros más cercanos son Alex López, Hugo Mallo y Charles. Rafinha recibe, se para y va hacia dentro, y sus compañeros se disparan. Charles se abre (mueve a los centrales), Hugo Mallo corre la banda llegando desde atrás (arrastra al extremo o fija al lateral) y Alex López aparece desde segunda línea. El remolino es clave para que el ataque del Celta halle la profundidad en su ataque.
El equipo vigués y Balaídos merecían esta primera victoria. El juego de los de Luis Enrique mantiene una buena línea y sólo la poca contundencia arriba y la candidez de la retaguardia impiden que los resultados vayan en consonancia. Los tres puntos ante el Almería irán bien, quitan una losa que empezaba a pesar demasiado. El Celta ya puede despegar.
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