
La empresa que enfrentaba (enfrenta) Martino en Barcelona reviste un punto más de complejidad. Por partes. En primer lugar, el Tata llegaba al Barça. Además, y pese a todo, a un Barça campeón, y eso implica la obligación de seguir ganando. Difícil pedirle a un club que viene de tocar metal y que hasta hace apenas semanas o días, no era consciente de lo que se había terminado, que dé un paso atrás. El primer tiempo de Martino era ese, ganar, y aunque hoy no sea el mejor día para decirlo, vistos los resultados y la clasificación, ha cumplido con el cometido. El segundo tiempo del Tata era más peliagudo. Heredaba un grupo apenas renovado, pero con una serie de problemas futbolísticos que arrastraba desde dos temporadas atrás.No hay que olvidar la última Champions y la penúltima Liga. En resumidas cuentas -y las causas y consecuencias ya se han analizado en este sitio en repetidas ocasiones- ya no funcionaba hacer lo mismo. Los actores se llamaban igual pero, tres años después, ya no eran los mismos. Tocaba desaprender. Dejar de ser lo que fueron para ser lo que son. Desechar lo que no funciona. Matizarse. Hacerse mortal. No puedes jugar a no perderla si la pierdes. Eso, a la vista está, también se ha conseguido. Y el paso dado, entendemos, era necesario. El Barça ya no hace lo mismo… ¿Pero que hace?
Como hemos dicho, este reto era mayor. No bastaba (basta) con dos tiempos. Falta un tercero. Y de momento no hay rastro de él. El Barça de Martino gana, y ha dejado de insistir en un plan que desde hace dos temporada no le sale, pero en su lugar no ha levantado nada. Partido a partido, se han introducido novedades. Hoy la salida lateral, mañana base de dos, pasado los laterales por dentro, y al otro Messi en banda. O Neymar. O Busquets en la izquierda cuando toca salir. Unas han funcionado y otras no, pero en ninguna se ha insistido. El equipo muta en algo diferente cada día. Sorprende al rival -y a esa carta se agarra Martino- pero no se consolida nada sobre lo que crecer. Y el equipo necesita hacerlo. Aunque después no alcance, aunque las piezas no den. Conocer qué sigue. El Barça de Martino ya sabe lo que no es. Le falta saber lo que sí.
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