
Esto lo aprovecho Cesc para ser un centrocampista más sin que nadie por detrás le encimara. Una y otra vez se incrustaba en la línea de medios sin que eso arrastrara a un rival. Con un Iniesta desacertado y un Xavi otra vez desbordado por un partido de ritmo alto, la posición del 4 fue un alivió para el Barça en salida. Cuando los centrales tenían el balón, el Athletic iba a presionar arriba. Montoya y Adriano, normalmente una línea por delante, fijaban por fuera, mientras por dentro la presencia de Cesc creaba superioridad numérica de su equipo. El poseedor del balón tenía hasta cuatro líneas de pase para salir, y el rival sólo tres hombres para taparlas. El Athletic presionó arriba pero el Barça salió bien, encontrando siempre un hombre libre a la espalda de esa primera línea de presión local.
El peaje, sin embargo, se pagaba arriba. Como Cesc, que normalmente jugando de delantero tiene que hacer de nueve y de diez, ayer también hizo de interior, el área quedó completamente desocupada. No llegaba a tiempo. Tampoco Neymar ni Alexis. El Barça dominó pero no inquietó, y el Athletic fue dominado pero estuvo cómodo. Así fue en el primer tiempo.
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