
Negredo y Agüero encajan bien. A ninguno le incomoda compartir su espacio y más que repetirse se completan. Uno más próximo al área, el otro más dado al movimiento largo. Uno con tendencia a recibir en el pico e irse hacia el interior, y el oro una máquina de fabricar espacios empezando dentro y terminando fuera. Uno más capacitado para correr al espacio y el otro para sortear mil pies. Uno las pelea por arriba, y al otro nadie se la puede quitar cuando el cuero se mancha de verde. El City de Pellegrini está lejos de mostrarse fiable ejecutando su plan, pero hasta que lo logre, tiene plantilla para poner en problemas a cualquiera. La exuberancia de Touré, el veneno de Navas, la clase de Silva, la inspiración de Negredo, la puntualidad de Kolarov y Zabaleta o el oportunismo de Dzeko. Y ahora, se suma el Kun.
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