
Esto al B le da una ventaja, y es que cuando la mejor versión de alguno de estos jugadores se junta, la categoría de plata no suele tener respuesta. A veces sólo hace falta uno. Algo así sucedió este fin de semana, en la victoria de los de Eusebio en su visita a Zaragoza. El conjunto de Paco Herrera, un candidato al ascenso, fue superado ampliamente por un filial que no pareció serlo. El nivel de los once fue alto. Muy alto en algunos casos. Masip estuvo seguro, Sergi Gómez y Bagnack tranquilos y sumando en salida, Patric y Planas ensancharon desde los laterales, Espinosa y Edu Bedia dieron fluidez y continuidad al juego y Dongou, como acostumbra, se movió bien de nueve. Nos dejamos tres, y no es un descuido. Son los que hicieron la diferencia. Los que dieron al Barça B la apariencia de jugar sin apellido. El Barça visitó La Romareda.
Con Sergi Samper la ventaja empieza desde muy atrás. Es difícil encontrar un futbolista que interprete mejor la salida. Sea esperando el primer pase, sea bajando a buscarlo él mismo entre centrales, en sus botas el inicio azulgrana es limpio. Además puede elegir si tocar en corto o en largo. Esto es un problema para los rivales que los condena a replegar una vez ha recibido el 4. Si buscan al filial arriba y el cuero descansa en los pies de Samper, éste buscará la diagonal al espacio…y arriba espera Adama. El físico del extremo del Hospitalet es un abuso. Su arrancada y potencia sólo se controla con la línea de fondo. Si lo intenta, se deshace de su par, ya sea en carrera o desde parado. Cuando el físico de sus rivales se iguale, la situación se matizará, pero a día de hoy esta es su realidad en segunda. Esto si el contrario sale arriba a presionar. Si espera en su campo, en Barça B terminará por encontrar a Denis Suárez en su ubicación en banda izquierda, y se desencadenará el remolino. Juntará rivales, desequilibrará, Planas romperá por fuera, Espinosa se ofrecerá por dentro y Dongou le abrirá la diagonal. Por si fuera poco, Adama esperará en la otra orilla y Samper unos metros por detrás para ser un pase fácil. Balón al 4 y cambio de orientación, con el espacio vaciado a Traoré y una presumible situación de uno contra uno.
Cuando todo esto se pone en liza, el Barça B no sólo amenaza sino que lleva su ataque muy arriba. Con Eusebio el filial nunca ha sido tan profundo. Denis junta al equipo en el pico del área, Samper es más Guardiola que Xavi, y Adama desgarra en línea recta. Los 22 terminan mirando hacia el mismo fondo. Los 21, porque cuando todo esto se desencadena, el adversario que menos lo sufre es el guardameta. El Barça B no mata. A fin de cuentas, sigue siendo un filial.
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