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FCB 2014-15 | Un verano de más de 100 millones

Lo peor de fracasar no es fallar, es no aceptarlo. El Barça, tras levantar su cuarta Champions en Wembley, se propuso un reto que muy pocos han conseguido: transitar entre proyectos, de un ciclo a otro, sin decadencia entre medio. Sólo hay que pensar en los grandes equipos de la historia y en como acusaron el fin de su ciclo triunfal, para darse cuenta de que la empresa no era, ni mucho menos, fácil. Lo normal es que pasara lo que ha pasado. Encontraríamos dos antecedentes perfectos en el propio Barça: el Dream Team de Cruyff y el Barça de Rijkaard. El primero, final en Atenas mediante, terminó de forma abrupta, y el segundo, más fresco en el recuerdo, con dos temporadas sin títulos que se llevaron por delante al técnico y a sus principales estrellas.

El Barça de Guardiola trató de sortear este destino fatal, y a fe que casi lo consigue. Tiene a Messi, y eso es jugar con vida extra, pero más allá de esto, pese al cambio en el banquillo, parecía que la dirección era buena. 2012 terminó con un Barça de Vilanova que culminaba lo que ya había puesto en marcha unos meses antes el de Pep. Un giro gradual, prácticamente con los mismos jugadores, hacia una versión matizada de su juego. Hombres básicos antaño, perdían trascendencia, y otros entonces más secundarios, la ganaban. Del Barça del control de Xavi, al del vértigo de Cesc. Podríamos resumirlo así.

A falta de enemigos mayores, la operación marchaba viento en popa hasta que todo saltó por los aires. La recaída de Vilanova y la aparición de nuevos problemas en el renovado discurso futbolístico asimilado por los jugadores, no sólo frenaron el proceso sino que lo devolvieron a la casilla de salida. Y ahí estamos. Con Martino se ha detenido la caída pero no se ha empezado a remontar. Comprensible si tenemos en cuenta las circunstancias en las que llegó el argentino, pero seguramente insuficiente. Pase lo que pase este verano con el técnico rosarino, el Barça debe empezar a construir algo nuevo. Ya se ha perdido un año. En realidad dos, pero el primero debe disculparse: no se puede criticar un voto de confianza en quien ha sido el mejor.

Asumido el fracaso de la transición sin ruptura, toca ponerse manos a la obra. Este verano no puede ser una piedra más, sino la primera piedra. La primera del nuevo Barça. Antes de empezar, deben tenerse en cuenta algunas dificultades inevitables. La principal, que se va tarde. En los últimos dos veranos sólo se han incorporado al club tres futbolistas: Jordi Alba, Song y Neymar. Sólo dos titulares. El equipo no se ha renovado todo lo que era necesario, y ahora no podrá hacerse todo de golpe. Toca detectar las prioridades, los puntos clave desde donde arrancar el nuevo proyecto, y asumir que la mejor plantilla posible para el próximo curso, no puede ser ni completa ni perfecta. El primer año de Rijkaard, el equipo eran 11 más Iniesta, y en el de Guardiola 11 más Puyol, Busquets y Keita. La prioridad este verano es reforzar ese núcleo duro de titulares, entendiendo titulares no como los 11 que saltan de inicio sino como los 14-15 que son susceptibles de hacerlo ofreciendo plenas garantías. Diferenciaremos, pues, entre titulares y complementos, en lugar de entre titulares y suplentes, ya que teniendo en cuenta las características de la plantilla, seguramente al Barça le convenga más una estructura 15+7 que 11+11. Es ese grupo de entre trece y quince titulares el que debe ser la prioridad reforzar. El grupo que debe pelear por los títulos, el que empezará a rodar. A lo largo de las próximas semanas, localizaremos hasta cuatro prioridades: una por línea.

No se le escapará al lector que incorporar a cuatro potenciales titulares implica que el Barça tendrá que fichar por valor de muchos millones. No los tiene. No tantos. O eso sospechamos. Y aún así, creemos, no se puede permitir no atajar las cuatro necesidades que en esta planificación pondremos sobre la mesa. Por eso hablamos de valor y no de coste. La secretaría técnica no tendrá más remedio que ser imaginativa, jugar sus cartas y aprovechar oportunidades de mercado para incorporar más valor del que pague. Por ejemplo, hoy mismo hablamos de la portería, donde todo apunta a que Ter Stegen será el elegido. Por el alemán se especula que el club pagaría entre 10 y 15 millones de euros. Evidentemente, hacerse con un portero titular para el Barça cuesta más que eso, pero en el caso del portero del Borussia Monchengladbach han jugado otros factores, como que el contrato de Marc-André terminara el año que viene o que se trate todavía de un proyecto más que de una realidad.

Por último, aclarar como aclaramos cada año, el porqué nos parece especialmente interesante encarar la cuestión de la planificación de la próxima temporada en este momento de la actual. Creemos que este tipo de ejercicios deben hacerse con los títulos todavía por resolver, para que el detalle final no decida el juicio. Si el disparo de Iniesta en Stamford Bridge hubiera ido fuera, el equipo seguiría siendo el mismo;  si el árbitro hubiera dado como válido el gol de Bojan en la vuelta ante el Inter, las necesidades de aquel Barça no habrían cambiado. Un resultado puede falsear la realidad del equipo. El Barça del Tata Martino llega al tramo final de la temporada en disposición de luchar por los tres títulos (en unos más y en otros menos). Si lo consigue o no, dependerá de muchos factores. Del acierto y el buen hacer de la plantilla y el cuerpo técnico, pero también del lado hacia donde caiga la moneda. Salga cara o salga cruz, el equipo ya se ha mostrado. Ya podemos detectar sus fortalezas y sus debilidades y, lo que más nos interesa en esta serie de artículos que empezamos hoy, sus necesidades.

Calendario de publicación:

Martes 18 de marzo: Construyendo un nuevo Barça + La 1ª prioridad.

Miércoles 19 de marzo: La 2ª prioridad.

Martes 25 y miércoles 26 de marzo: La 3ª prioridad.

Viernes 28 de marzo: La 4ª prioridad.

Jueves 3 de abril: Los cedidos, los ascensos y otras cuestiones.

 

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