
Central inteligente y sorprendentemente goleador sobretodo cuando jugó en Francia, de colocación y temple, con buenos pies, mejor cabeza y siempre elegante, lideró la defensa que levantó el Mundial en 1998 y la Eurocopa en el 2000, siendo su pareja con la roca Marcel Desally, una de las claves de la solidísima selección que construyó Aimé Jacquet. Blanc y Deschamps, predecesor y actual seleccionador galo, eran los comandantes de las dos líneas que guardaban la espalda al mago Zidane, en un combinado ideado y construido de atrás para adelante. Tras la retirada de ambos de la selección, empezaron los problemas para les bleus. En el centro de la zaga el lugar de Blanc lo heredó Leboeuf, que tardó muy poco en perderlo en favor de un Thuram con cada vez más ganas de abandonar el lateral. Eso fue en 2002, y tras el histórico varapalo, en la Eurocopa de Portugal, Francia estrenó pareja: Mikaël Silvestre y William Gallas. Tampoco salió muy bien. De los dos en 2006 sólo repitió el defensor del Chelsea, que formó pareja con Thuram en Alemania, y con Abidal en la Euro 2008 y en Sudáfrica. Y tras demasiadas decepciones, Francia se volvió a encomendar a Laurent Blanc, en este caso como seleccionador, para comandar una renovación como la que en su día acometió Jacquet, con un grupo de prometedores futbolistas al que seguían faltando centrales. Rami-Mexés fue su insuficiente pareja en la Eurocopa de 2012.
Ahora, para Deschamps, la historia es distinta, pues la fuente de centrales vuelve a brotar. En su lista van cuatro: Koscielny, importante en el Arsenal, Sakho, importante en el Liverpool, y dos jugadores predestinados a ser el Blanc-Desally de la nueva Francia. No está claro que vaya a ser la titular en este Mundial, pero pocas parejas habrá en Brasil como la que formarían Varane y Mangala. Dos superdotados a nivel físico -cuando el madridista firma una tregua con las lesiones- y futbolístico, complementarios y abrumadoramente modernos. Francia vuelve a tener centrales. La última vez que los tuvo, también estaba Deschamps, y les bleus gobernaron el fútbol. Claro que entonces también tenían a un tal Zinedine Zidane. Sin Ribery, Benzema y compañía tendrán que dar un extra.
