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¿Por qué Holanda jugó con defensa de cinco?

Partido con dos caras muy diferentes. El primer tiempo dispuso 45 minutos de competición e igualdad en tensión. España salía con Diego Costa y Silva, Holanda con tres centrales, Blind en la izquierda y 2+1 en el mediocampo con De Guzman más próximo a De Jong que a Sneijder. Van Gaal arriesgó, y pese a los cinco de detrás, le planteó a España una defensa adelantada. Los cánones marcan que una zaga de cinco no es compatible con situar la línea arriba, pero a los holandeses les funcionó en base a dos ideas muy bien ejecutadas.

El problema de defender con cinco y adelantar la defensa suele venir porque en mediocampo, lo normal, es que tu rival acumule más hombres que tú, y por lo tanto, el lanzador encuentre facilidades para filtrar un pase a la espalda de la defensa. Van Gaal solucionó esto por dos vías: quitándole centrocampistas a España y sumándolos él. Para lo primero, enfocó la primera línea a impedirle a la selección de Del Bosque su cadena habitual de pases. El balón que circulara por delante de la mirada de Van Persie y Robben estaría tranquilo, pero no así la conexión con la media. Se incentivaba el envío largo y se asumía el riesgo de que uno de estos encontrara a Costa, a cambio de que el pase del central no llegara al mediocentro, el del mediocentro a Xavi y el de Xavi a Iniesta o Silva. Los problemas en salida de España, terminaron llevando abajo a Xavi, y el de Terrassa se juntó ahí con el doble pivote español y los dos centrales. Cinco jugadores por detrás del holandés más adelantado.

Cuando el balón se filtraba y lograba encontrar entre líneas a Silva o a Iniesta -lo qual sucedía en más ocasiones de las que, en la misma situación, sucedería con cualquier otro equipo-, la consigna era que los centrales pudieran salir tan arriba como fuera necesario. Vlaar, de Vrij y sobretodo Martins Indi, llegaron a pisar la divisoria persiguiendo a los mediapuntas rivales. Que, pese a esto, el primer tiempo fuera equilibrado, se debió a que España supo aprovechar el riesgo que asumía el mecanismo, y bien con Costa moviéndose a la espalda del central que salía, bien con Silva entrando al espacio liberado por el hispano-brasileño, bien por el majestuoso proceder técnico del hombre que recibía en tres cuartos, se permitía posesiones en campo rival con las que generar peligro. Visto que, en parte, el planteamiento defensivo de Holanda consistió en que uno de los tres centrales se convirtiera recurrentemente en centrocampista, resulta inevitabe preguntarse por qué, entonces, Van Gaal optó por salir con cinco hombres atrás. La defensa de cuatro le habría permitido contar permanentemente con ese centrocampista extra, y la concesión, teniendo en cuenta que el ataque de España no suele estar especialmente poblado, no aparentaba pesar más.

La respuesta estuvo en ataque y a la postre fue la que decantó el partido en el segundo tiempo. Holanda jugaba con carrileros y España no tenía quién los siguiera. Tanto Blind como Janmaat llegaban muy arriba con el carril para ellos. España, en mediocampo, no tiene hombres de banda ni el tipo de futbolista para insistir en un retorno defensivo que se antojaba necesario, y eso terminó emparejando a los dos tulipanes exteriores con Alba y Azpilicueta. Los laterales de España salían muy lejos a buscar a su par, o lo que es lo mismo, por dentro quedaba un duelo en igualdad de Van Persie y Robben contra Ramos y Piqué, sin posibilidad de error para los centrales. Los hubo, y de Casillas, y sumémosle las llegadas de Sneijder a la ecuación. En este contexto táctico, de los pies de Blind salieron los dos goles de Holanda que paralizaron a los jugadores españoles y que agitaron demasiado a su seleccionador.

Del Bosque reaccionó con el Pedro por Alonso que terminó por partir al combinado nacional y de aclararle el escenario a Robben. El futbolista del Bayern, Van Persie y Sneijder en un hombre a hombre con Ramos, Piqué y Busquets, con los laterales demasiado lejos como para poder ofrecer una ayuda. Cada transición fue tortura para el que fuera campeón hace cuatro años en Sudáfrica, y moral para el derrotado entonces que, ahora, no iba a bajarse de la ola. Más allá del impacto que provoca el choque y de las consecuencias que cada uno se aventure a adivinar, a España se le complica un grupo que, a priori, no da mucho margen de error. Los de Del Bosque están obligados a ganarle a Chile, y seguramente por más de un gol.

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