
Tanto Munir como Rafinha, los dos hombres de banda en ataque, jugaron cerrados como lo vinieron haciendo en los partidos de preparación. Las bandas, en este Barça, de momento son para unos laterales que ayer ocuparon Dani Alves y Jordi Alba. Como sucediera la temporada pasada, la presencia y participación de estos dos tan arriba, obligó al Elche a replegar con sus centrocampistas de banda prácticamente en línea con la zaga. Fueron varias las capturas que podrían haberse sacado con los visitantes formando con línea de seis atrás. Sin embargo, como novedad respecto al curso anterior, ayer Fran Escribá no buscó al Barça arriba. Defendió en su mitad, manteniendo juntas las líneas y con la zaga bastante menos adelantada que entonces. Nunca más de 10-12 metros alejada del área, y en zona de castigo cuando la jugada lo exigía, este ajuste permitió a los visitantes no sufrir como entonces el vacío que la posición tan retrasada de los medios de banda implica en el centro del campo.
Además, en esta ocasión, el Barça tenía a un jugador menos en la zona. Busquets, entre centrales cuando el equipo inicia, quedaba unos cuantos pasos de más por detrás de la jugada, empujado, en parte, por una disposición de Iniesta y Rakitic casi siempre de frente a sus homólogos en las filas del rival. Entre ellos y los laterales estiraban una zonaMessi en la que el argentino recibió, gustó, se gustó y asustó. Poco acompañado, eso sí, pues a Rafinha le costó encontrar su papel en el choque. Con este escenario el Barça dominó territorialmente. Los laterales alejaban las alas, Messi retrasaba a los medios y la defensa del Elche no tenía intención de irse muy lejos, de modo que se jugaba en la frontal ilicitana. Ahí la combinación no fue precisa, y sin demasiada amenaza exterior, penalizó la poca profundidad que dieron los azulgranas a sus ataques, siendo Munir y Rakitic sus principales bazas en esta materia. Aún así, el Barça merodeaba el gol mientras el Elche quedaba muy lejos del suyo.
Los visitantes, a muchos metros de Claudio Bravo y con demasiada gente en la última línea, apenas encontraban salida, y cuando lo hacían, debían enfrentar hasta tres obstáculos. La primera presión de un rival que jugaba arriba, enseguida la aparición de Busquets y finalmente Mathieu y Mascherano pasando la escoba. Muy destacable en esta transición defensiva el trabajo de Ivan Rakitic. Que tenía físico y actitud para presionar ya lo habíamos visto en Sevilla, e imaginábamos que sería un activo de valor en las coberturas en banda, pero lo que no conocíamos tanto era su responsabilidad e interpretación posicional de las coberturas sobre la posición de Busquets. De hecho, cuando jugó de cierre con su selección, le vimos descuidarla. Tan controlado tenía el Barça el partido atrás, que la que se filtró vino de un compañero y no de un rival. Sergio, que aunque mida casi 1,90 es débil por arriba, erró, y Mascherano derribó al velocísimo Rodrigues siendo el último hombre de la defensa. Expulsión y todo el segundo tiempo con un hombre menos.
Aquí empezó un partido distinto igualmente dominado por los culés. Tras el descanso Marc Bartra entró por Rafinha, y el Barça en ataque estático pasó a organizarse según un 1-3-4-2 que dejaba a Messi y Munir arriba. Sin embargo, fue en transición que los de Lucho se hicieron fuertes. Cedieron terreno y balón, plantaron dos líneas de cuatro en campo propio bien trabajadas y con las ideas muy claras, y tras recuperación salieron buscando los espacios libres. Unos espacios que en su mitad le negaban al Elche ya que, a pesar de venir de donde venimos, ningún azulgrana perdió su lugar. Nadie saltó de su posición si la jugada no lo requería, nadie abrió una puerta al ataque rival. Una organización defensiva sólida, trabajada y responsable. Y que vino con Luis Enrique. Quién nos lo iba a decir.
