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Creciendo en el Mini

pic_2014-09-07_FCBBvsSARAGOSSA_11.v1410114116Tercer partido oficial de la temporada para el Barça B, y tercero que deja señales positivas tras el pitido final. Cierto que colectivamente el equipo, con más de una decena de caras nuevas entre nuevos fichajes y juveniles que ascienden, está en pañales, pero se van viendo cosas interesantes. Individualmente la cosa impacta, y no por conocido de antemano impacta menos. En esta ocasión, el domingo visitaba el Mini Estadi un Zaragoza forzosamente renovado al que el filial de Eusebio enfrentaba con destacadas ausencias. Las jornadas de selecciones paran sólo la primera división, de modo que varios futbolistas del Barça B, convocados con sus respectivos combinados nacionales, se quedaron fuera de la lista de Eusebio: Ondoa -que fue titular con Camerún-, Bagnack, Ié y Halilovic, además de Sandro y Munir.

Asumida la ausencia de los dos atacantes por ir con el primer equipo también en los dos partidos anteriores, las incógnitas de la previa estaban en el rendimiento de una pareja de centrales nueva y en la composición del mediocampo. En lo primero el filial azulgrana estrenó tándem y la descoordinación se hizo evidente. Diagné y Robert Costa era la primera vez que compartían el centro de la zaga, y además, siendo nuevo fichaje uno y viniendo del juvenil el otro, ninguno de los dos está lo suficientemente hecho al equipo como para poder enfocarse únicamente al entendimiento con su compañero. Por suerte para ambos, sin embargo, el guión del partido fue bastante cómodo para los locales, y no fueron tantas las jugadas filtradas por el Zaragoza que llegaran al tramo final y evidenciaran lo poco engrasada que estaba la pareja. De hecho, por donde más insistió el cuadro de Víctor Múñoz en los compases iniciales fue por banda derecha, confiando en encontrar una baza que jugar a su favor en el duelo entre Javi Álamo y Lucas Gafarot.

No obstante, con balón, el Barça B estuvo cómodo y jugó con acierto, mandando sobre el partido a partir de un Samper que sin alcanzar su mejor nivel le basta para ser muy superior en la categoría, y un sorprendente Alejandro Grimlado que por segunda vez en lo poco que llevamos de temporada, jugó en mediocampo. De un tiempo a esta parte su juego por dentro ha crecido de forma evidente y no sólo no se le nota extraño, sino que está siendo clave para que el Barça B encuentre fluidez y profundidad en el juego de ataque y logre asentarse cerca de la frontal. El, en principio, lateral, fue el mejor en un centro del campo que completó Juan Cámara como interior derecho.

El de Jaén intervino poco, pero a pesar de eso -o quizá por eso mismo- el B tuvo bastantes menos problemas que otras veces para activar a Adama en el extremo derecho. Y activar a Adama en la segunda división es jugar con truco. No encuentra equivalentes a nivel físico en frente, y cada jugada individual es un destrozo. Como novedad, en determinados compases del primer tiempo, vimos al del Hospitalet en banda izquierda, una variante interesante y potencialmente muy útil como recurso, ya que le cambia el recorrido al jugador. En la derecha es fuera-fuera, línea de fondo la mayoría de las veces, mientras que por la izquierda, la salida natural hacia dentro le hace buscar más la diagonal. Más allá de que ganar en posibilidades hará crecer al jugador, en este Barça B puede ser una buena manera de compensar la tendencia de Dongou a recibir muy fuera del área. Con Adama yendo por fuera y como Joan Román acostumbra a enfocar su juego hacia la frontal, uno de los motivos por los que el filial no siempre traduce su dominio en ocasiones de gol, es lo poco ocupada que está el área. A veces no, pero el domingo el Barça B necesitó a Dongou en ese rol fuera del área y hasta el minuto 60 ninguno de sus compañeros llenó el vacío de forma sostenida.

¿Qué pasó en el minuto 60? Que entró Gumbau. El de Campllong, también interior izquierdo como Cámara o como Grimaldo el domingo, tiene más llegada, y desde su entrada el Barça B sólo necesito siete minutos para sentenciar el duelo. De hecho, él mismo tardó apenas dos en abrir brecha rematando a la altura del punto de penalti un centro de Joan Román, y en el cuarto gol culé, obra de Dongou, también terminó dentro del área. Sus movimientos compensaron los apoyos del camerunés, que ahora sumaron sin restar. Encajadas todas las piezas, el filial jugó muy suelto ante un Zaragoza también por hacer, pero que dispone de recursos más humildes para lograrlo.

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