
Completaba el equipo la línea atacante que se ha consolidado en este inicio de liga: Adama, Dongou y Joan Román. El nueve es otro de los hombres del filial en estado de gracia. Brillante cuando se aleja del área y efectivo cuando se instala en ella, está en el mejor momento justo cuando más feroz será la competencia. A su derecha, Adama sigue tan desequilibrante como siempre y además creciendo. Cada arrancada suya, con metros y de cara, no tiene respuesta en frente, y en los dos últimos partidos del filial, suma matices. Ante el Zaragoza, la semana pasada, pisó banda izquierda, y el sábado la mediapunta. Fueron varios los minutos en que ocupó el carril central, compensado por Bicho y Patric, familiarizándose con zonas distintas del campo para que su juego tienda menos a la especialización. Por último Joan Román, importante en este inicio de temporada, es la versión de imitación del Danis Suárez del curso pasado. Globalmente inferior al gallego, le permite al Barça B apoyarse sobre el plan conocido.
Tanto es así, que con 0-3 abandonó el terreno de juego lesionado, y el Barça B, que ya había salido del vestuario con un punto menos de intensidad, se desdibujó. Perdió las referencias con Halilovic en el centro y Dongou en la banda, y no encontró la forma ni de alargar posesiones ni de salir de su mitad. Fue el talento joven desnudo, sin sostén, en un escenario adverso. Y a punto estuvo el Alavés de darle la vuelta al marcador, de no ser por un penalti mandado por Juli a la grada. Seguramente se echó de menos antes la vuelta de Dongou al centro para impedir que el filial se descosiera del todo, con Maxi Rolón o Cámara ocupando el puesto y quizá también el papel de Joan Román. No sobrevivió el Barça B al segundo tiempo, pero se fue de Vitoria con los tres puntos y dos mitades antagónicas a las que deberá atender para seguir mejorando.
