
Las pistas rastreadas hasta la fecha, nos llevan a pensar que el plan de Luis Enrique pasa por potenciar a su tridente de ataque. Pocos más decisivos cerca de la portería rival -en realidad ninguno, porque está Messi- aunque las tres piezas no encajen tan fácilmente. Sí entre ellas, pues Neymar y Suárez le dan ruptura a Messi, el uruguayo ocupación del área a los otros dos, Neymar un socio para Messi a la hora de generar ventajas en la frontal, y todos movilidad para que ninguno se pise. Los tres, eso sí, se mueven preferentemente por el carril central, algo que Luis Enrique está tratando de compensar desde la pizarra. Laterales más o menos arriba para atacar la amplitud y un peaje en las coberturas que se paga en mediocampo, con un Busquets que fija atrás y unos interiores que cuando no lo hacen juegan alejados de la zona que cargan los tres delanteros.
Aún con Suárez ausente, el Barça ha trabajado en esa línea. Por eso, más allá del rendimiento individual ofrecido por cada uno, la incursión en el once de Munir ha sido bastante más limpia que la de Pedro. El cuadro azulgrana, en la derecha del ataque, espera a un 9, y el hispano-marroquí cumple de forma más ajustada con el perfil que Pedro. En este sentido, aunque las defensas adelantadas que se ha encontrado en frente el equipo durante las últimas semanas hayan potenciado la versión al espacio de Neymar, la delantera culé ha presentado una línea escalonada. Con una estructura más o menos fija formada por un 9, un segundo punta y un mediapunta, que Messi progresivamente esté adelantando su demarcación y recuperando su posición cerca del área, la variedad de amenazas de Neymar y la entrada en el once de Luis Suárez, hace pensar que este reparto cada vez será más intercambiable y fluido con el balón en juego.
No obstante, aunque el uruguayo pueda sumar en la frontal recibiendo de espaldas y, si el planteamiento del Barça respecto a sus centrocampistas sigue siendo el mismo, permitirá desahogar a Messi en el papel de nexo, el gran aporte del ex del Liverpool con la camiseta azulgrana y el salto principal respecto a lo visto en este inicio de temporada, debería venir dentro del área. Luis Suárez va a cargar el área más de lo que lo vienen haciendo sus compañeros, fijará más atenciones y atacará con más agresividad. Con la ruptura o el desmarque corto entre centrales, aumentaran las posibilidades del pasador por delante del balón. También desde la banda, pues el charrúa será una referencia en el juego aéreo más sólida que las que puede presentar ahora el ataque del Barça. Los centros de Alba desde la izquierda o de Alves y Rakitic desde la derecha, serán amenazas más reales de lo que lo son ahora, lo cual puede contribuir a abrir los sistemas defensivos rivales y a evitar que éstos puedan regalar las bandas a los azulgranas.
Eso si el equipo mantiene la estructura. Si determinados problemas de juego llevan a Luis Enrique a tomar la decisión de abrir a los acompañantes de Messi, Luis Suárez puede tener más problemas para generar ventajas jugando como extremo aunque en Holanda acumulara muchos minutos en banda. Ahí su juego es el fuera-dentro, la diagonal con o sin balón en busca de zona de remate. Si el Barça vuelca el juego sobre el carril de Iniesta y Neymar, puede mitigar esa distancia de partida del uruguayo respecto al gol jugando abierto. No parece ser la idea, y el paso de los partidos ya con la delantera azulgrana titular nos dirá si la apuesta es suficiente. Las piezas, por si solas, son muy potentes y en teoría parece que entre ellas encajan, pero obligan a que a su alrededor se acometan algunos ajustes. Tendremos que ver si el Barça está preparado y dispuesto a asumirlos. Tanto a ellos como a sus consecuencias.
