
Lo cierto es que, sobretodo en los primeros 45 minutos, el filial del Barça dominó el balón y la posición. Halilovic y Bicho, los interiores, se relacionaron bien, y entre ellos dos y Samper activaron ambos perfiles del ataque. Tanto Joan Román como Cámara recibieron en el pico del área y buscaron la espalda de la medular lucense para recibir entre las dos disciplinadas líneas de cuatro que presentaban los visitantes por delante de José Juan. También Dongou, con sus habituales aproximaciones, logró girar a la línea de medios albirrojos. Quizá faltó algo más de profundidad de los laterales por fuera, pero aun así el conjunto se plantó cerca del área rival más o menos cómodamente. Pero le faltó remate. Los tres delanteros buscaban la frontal y ninguno de los interiores tenía una llegada especialmente pronunciada. Además no estaba Adama, que aunque presenta amenazas más exteriores que directamente relacionadas con el remate, genera tal desequilibrio y alborota tanto a la zaga del adversario, que consigue provocar ocasiones de peligro en el último tramo con cierta regularidad.
El extremo del Hospitalet entró al campo en el segundo tiempo, cuando mejor estaba el Lugo, no sólo amenazando a la contra sino consiguiendo encadenar alguna cadena de pases más larga en campo culé. Primero en la izquierda y luego en la derecha, Adama agitó pero el Barça B no pudo concretar nada. Quizá lo que más echó de menos Eusebio fue el recurso de la llegada desde segunda línea que ofrece Gumbau, expulsado el fin de semana pasado en Son Moix.
