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Pedro, Deulofeu y el Iniesta de Rijkaard

Messi_Neymar-Suarez_iniestaEste verano, poco antes del cierre de mercado, el F.C.Barcelona tomó la sorprendente decisión deportiva de ceder a Gerard Deulofeu al Sevilla. El canterano había vuelto de Liverpool unas semanas antes con la intención de integrarse en la primera plantilla azulgrana y, dejando a un lado otras consideraciones que sin duda influyeron en la elección del cuerpo técnico, iba a tener sitio y función. Por un lado, Gerard suponía la variante diferente en una línea de delanteros en que todos preferían acudir al centro. Los claros titulares, Messi, Neymar y Luis Suárez, tienden a la corona, y Deulofeu encarnaba la alternativa del desborde por fuera, un recurso que, unido a su velocidad, cambio de ritmo y agresividad en la finalización, auguraba para el extremo un papel de pieza útil en los planes de Luis Enrique a lo largo de la temporada.

Además, dado su potencial de progresión, su reto era discutirle a Pedro Rodríguez un rol de cuarto delantero que ante la curva descendente del canario y lo repartido de los minutos de Rafinha entre la medular y el ataque, finalmente ha quedado desierto. Los tres grandes nombres del proyecto son sus tres hombres más adelantados, pero entre ellos y su primer recambio, el salto no sólo es enorme sino que se ha agrandado. No parece que de momento el problema vaya a ser la falta de competencia, pero sí que ante una eventual ausencia o la necesidad de alterar el plan, el margen de maniobra para Lucho se reduce. Munir y Sandro son lo que son, futbolistas muy jóvenes y sobretodo en el caso del hispano-marroquí muy verdes aún, Rafinha de momento participa más en mediocampo y en todo caso no ha encontrado todavía una línea de rendimiento constante, y las actuaciones de Pedro Rodríguez cada vez invitan menos a la esperanza sobretodo si hablamos de ser la primera alternativa a los tres cracks.

Paralelamente, el mediocampo del Barça sigue su proceso de reconstrucción. Un proceso que ante la falta de otro cerebro alternativo, cada vez parece más claro que seguirá necesitando a Xavi Hernández. Difícilmente es lo que pretendía Luis Enrique cuando asumió las riendas de la plantilla, pero después de tres meses de competición y alguna experiencia lo suficientemente reveladora, el equipo da la impresión de inclinarse más hacia ello. El 6 se está revelando como el único capaz de otorgarle cierta apariencia de orden al juego del Barça, de asumir labores de dirección para que Messi no se vea en la obligación de ser tan centrocampista, y en definitiva, de organizar el juego de manera más fluida y coherente. No es, ni de lejos, el mejor Xavi, y está por ver si esta versión será suficiente, pero de momento le da al equipo cosas que éste parece necesitar y que hasta la fecha Luis Enrique no ha encontrado en otros.

Pero Xavi es una debilidad en defensa. E Iniesta otra. Y como la apuesta del técnico por Sergio Busquets como mediocentro de su equipo aparenta ser firme, tiene todo el sentido preguntarse si los dos interiores del Barça de Guardiola pueden seguir siéndolo del de Luis Enrique cuatro años más tarde. Si Xavi va a ser necesario por ser el único en un papel que el equipo está demandando, es la situación de Andrés la que queda más comprometida. Tanto Rakitic como Rafinha tienen un desarrollo defensivo más eficiente, que puede compensar, en parte, las lagunas sin balón que acusan los otros dos integrantes de la medular y que podría devolverle a Iniesta el papel que tuvo en el equipo con 20, 21 o 22 años. Antes de que Pep Guardiola llegara al banquillo del primer equipo.

Andrés Iniesta, en el Barça de Frank Rijkaard bicampeón de Liga y campeón de la Champions League, cumplía con una doble función. Por un lado la de revulsivo desde el banquillo, un jugador para cambiarle el texto al guión y alterar el devenir del partido; por el otro, el primer recambio para, al menos, tres de las plazas del once titular. Era el relevo de Xavi, Giuly y Ronaldinho. Del interior de menos trabajo y recorrido, y de los dos delanteros de banda. Así disputó 37 y 33 partidos en las dos primeras Ligas que conquistó -sólo 12 y 14 respectivamente como titular-. De hecho, es arriba y «en la banda» donde juega con la selección española y desde donde ofreció y sostuvo su último tramo de rendimiento más alto con la camiseta del Barça, la temporada 2012-13, la de Tito Vilanova, formando sociedad con Cesc Fàbregas desde el interior y Jordi Alba desde el lateral, ocupando la teórica posición de extremo izquierdo. También Guardiola lo usó tanto ahí como en la banda derecha.

Arriba no pesa su transparencia defensiva y su esquiva relación con el gol encontraría aliados en los registros de Messi, Neymar o Luis Suárez, según con quien comparta ataque. El salto de nivel respecto a Pedro como primera alternativa a los tres delanteros resulta más que evidente, y Luis Enrique ganaría un recurso del que ahora no dispone para agitar el encuentro con una sustitución. En el reparto de esta temporada del Barça falta un papel, y el de Iniesta ahora mismo no está nada claro. Podría ser este.

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