
En este sentido, el gran fichaje en mediocampo fue el del croata Rakitic, uno de los futbolistas culés que seguramente mejor ejemplifican el momento de indefinición del equipo. Nunca se le ha dado una función especialmente relevante con balón, por mucho que sobrevuele la sensación de que en él se quiso encontrar un cerebro para el equipo que nunca ha sido. Primero abierto a la banda y lejos de la frontal, en un papel bífido que despejaba la zona donde se producía la aproximación de Messi a zona de medios, al tiempo que guardaba la espalda a un Dani Alves que, por entonces, se proyectaba como un elemento clave sosteniendo la banda en un esquema pensado para que Neymar, Suárez y leo fueran por dentro. Tras comprobar que el nivel de exigencia para con la realidad de los laterales azulgranas debía ser otro, Alves sube menos, Rakitic no debe cubrir tanto y de las dos funciones que tenía cuando su equipo atacaba, sólo le queda una. Para Luis Enrique, su mejor hombre en la base es Messi, e Ivan tiene el encargo de no obstaculizarle el acceso a ella. El croata se dispara una línea, parece conquistar frontal, pero sigue sin un cargo claro, y ni mucho menos protagonista, en el proceder ofensivo del Barça. Por el camino, la intrascendencia y su suplencia en todas las citas grandes parecen haber minado el ánimo de un futbolista que hace sólo unos meses resultó decisivo en Europa.
Rakitic no ha sido la única novedad en mediocampo pese a ser el único fichaje en la línea, pues también se ha incorporado al equipo Rafinha después de una productiva cesión en el Celta de Vigo. Visto su rendimiento en Galicia, la aportación del otro hermano Alcántara se ha quedado algo corta, producto de una relación algo tensa e inoportuna con las lesiones y a que, en este momento de su formación, parece todavía más preparado para rendir arriba que en la sala de máquinas. Aún así, la confianza de Luis Enrique en otros futbolistas para el ataque y, sobre todo, el hecho de que una vez «caído» Rakitic, es su principal alternativa antes de entregarse, a regañadientes, a la batuta de Xavi Hernández, hacen que de momento para el técnico sea más centrocampista que delantero. Quitando al de Terrassa, es el interior del equipo más capacitado para ordenar una posesión, figura que mientras el mediocentro culé se lo turnen Busquets y Mascherano, va a reclamar el equipo para que Messi pueda recibir arriba.
Artículos relacionados:
