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Messi el arco y Neymar la espada

Messi-NeymarAtlético de Madrid, Villarreal, Athletic Club y Villarreal de nuevo. El Barça encadenaba cuatro encuentros de una exigencia competitiva máxima en sólo dos semanas, y se esperaba que Luis Enrique diera un respiro al equipo ante el Levante en casa. En total fueron cinco los hombres que formaron de inicio y que por ahora suponemos fuera del grupo que se disputa una plaza en el once de gala del asturiano. La última vez que las rotaciones hicieron acto de presencia con tal magnitud en el cuadro azulgrana fue en Elche, e implicaron que el equipo se concediera un paréntesis en la línea de juego que había apuntado en el nuevo año. Ayer por la tarde en el Camp Nou, se repetían tres claves que invitaban a vislumbrar un desenlace táctico similar: la ausencia de Dani Alves, la entrada de Xavi en el mediocampo y el descanso de Luis Suárez que sin otro nueve en la plantilla mandaría a Messi a su antigua posición. Respecto a lo que viene siendo el Barça los últimos dos meses, son tres cambios que alteran tanto su sistema como su espíritu. No fue así. Durante un cuarto de hora el equipo se pareció al Barça que viene siendo, y durante el resto del partido lo fue.

A diferencia que en otras ocasiones, que Messi jugara por el centro no alteró la idea sobre la que se ha levantado la versión más competitiva del Barça de Luis Enrique: la ventaja se originaría en banda. Esta vez, no obstante, en la izquierda, donde Neymar asumiría el rol del argentino como pieza nuclear en el lado fuerte del ataque. Más arropado de lo que lo estaba Pedro en la derecha por hombres capaces de hacerle llegar el balón arriba, reprodujo con Adriano una sociedad en salida de balón en la que pueden verse paralelismos con la que usualmente forman Alves y Messi en la orilla contraria. Además, las diagonales de Marc Bartra desde la posición de central derecho y los apoyos de Xavi como centrocampista más próximo al brasileño, se sumaron para convertir la banda izquierda culé en la predominante. Desde ahí, y una vez le llegara el balón, Neymar desbordaría y lo cierto es que esa parte la cubrió con tanta suficiencia como puede alguien que no es Messi. Sin embargo, después del desequilibrio lo que desencadenaba Ney era distinto a lo que viene generando Leo en la derecha. El argentino, con su bota izquierda a modo de tiralíneas, es capaz de activar el resto de sectores del campo como si fuera el Ronaldinho más pasador, amenazando especialmente la espalda de la defensa con la entrada al espacio tanto del lateral como del extremo izquierdo.

A la izquierda los pases de Neymar hasta el minuto 15. A la derecha los de Messi del 15 en adelante. vía squawka.com

Las relaciones de Neymar son más cercanas, lo que implica que por un lado el ataque se encierre más en un sólo perfil, y por el otro -y derivado- que no se consiga girar con tanta frecuencia al rival hacia su portería. Se agita menos el árbol, se le facilita la defensa al contrincante ya que tiene que cubrir menos espacios, y además tras el robo tiene a sus piezas mejor dispuestas para salir a la contra. Por ejemplo, el Levante con Xumetra, Barral y Uche castigó la banda izquierda del Barça en defensa y pudo llegar cerca de Bravo. Hasta el minuto quince la idea de juego y estructura del Barça fueron reconocible, pero más en apariencia que de forma pura. Visto lo visto, al cuarto de hora de juego Messi intercambió su posición con Pedro, y no necesitó ni dos minutos completos para originar el primer gol del encuentro. Recibió en la derecha cerca de la cal, condujo hacia el interior, atrajo sobre sí al sistema defensivo del Levante, vació el costado de Neymar, le puso a éste un balón a la espalda de la defensa y el brasileño definió con pierna derecha y sin oponentes cerca. Atacando el lado débil, que es cómo han venido la gran mayoría de sus goles en ataque posicional esta temporada.

A partir de entonces, el mayor volumen de juego del argentino se localizó en el flanco derecho, con Pedro ejerciendo el rol de delantero centro. El ataque local fluyó por los tres carriles, encerró al Levante y facilitó una presión adelantada acompañada por el mediocentro y los centrales que pronto dio frutos. El reparto entre lado fuerte y lado débil, no obstante, estuvo más dividido que otras veces, pues como de inicio la intención parecía ser cargar la izquierda, Neymar con Adriano y Xavi tenía mejores socios para combinar que Messi, secundado por Montoya y un Rakitic que sin Alves inició como interior bajo para limpiarle las recepciones al 10, y que terminó asumiendo los movimientos que viene desempeñando el interior derecho desde que Messi empieza en banda. Destacar también la adecuación de Adriano en ataque en los dos roles que le tocó desempeñar. Como socio e iniciador cuando el peso recaía en la izquierda, y fijándose abierto para que Ney fuera dentro cuando pilotaba Messi.

Muy positivo resultó también el partido de Pedro, que rondó el gol desde la izquierda pero dejó una buena actuación cuando le tocó ser el nueve. Para un equipo sin más delantero centro que Luis Suárez y en el que tanta importancia tiene Messi en banda derecha como origen, la actuación ayer del canario es una excelente noticia. Como lo es el gol de Suárez, coronando con rotundidad unos minutos de buena sintonía posicional con la estrella del equipo.

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