
Antes, sin embargo, habían visto portería los azulgranas -el sábado cuatribarrados- merced a un gol de Munir El Haddadi a los diez minutos de partido. El tanto del hispano-marroquí nació de un extraordinario servicio de Grimaldo desde el costado, y es que el lateral izquierdo valenciano otra vez volvió a tener mucho peso en un Barça B que, sin Samper, explotaba con insistencia la salida por el sector siniestro con Edgar Ié alojado en el primer escalón de la jugada. Esta profusión sobre el carril izquierdo, como hace quince días ante el Recre, sirvió también para socorrer a Gumbau en una posición de mediocentro que no es la suya. En salida el protagonismo era para Ié, Gerard ofrecía el apoyo sin necesidad de una dinámica en la posición que todavía no conoce, y permanecía cerca de la posible pérdida para poder presionar sin requerir demasiada interpretación. Gumbau, interior natural, compartió línea de medios con dos mediapuntas, Cámara y Halilovic, que pesaron poco en el juego pero sacaron provecho de la profundidad y agresividad que, esta vez sí, tenían los movimientos de los delanteros.
Arriba, el sábado, el Barça B juntó a tres nueves que se repartieron las tres plazas de ataque de modo que Sandro quedó en su zona habitual de punta izquierda, Dongou a la derecha y Munir como delantero centro por primera vez esta temporada en el filial. Especialmente este último, vaciando su zona y mezclando apariciones entre líneas con desmarque punzantes buscando el corazón del área, logró sujetar atrás a la zaga local y generar espacios por detrás a las aproximaciones de Cámara y Halilovic. La actividad y profundidad de la delantera culé, unido al hecho de que sin un cerebro en la media que templara el partido ni un delantero capaz de detenerlo repartían la iniciativa en el juego con su oponente, dibujaron un primer tiempo abierto, de ritmo alto y alternativas en ambas áreas. Así, por ejemplo, tras el tanto inicial que adelantó a los de Eusebio, el Sabadell pudo reclamar su cuota de balón, jugarlo en campo del Barça B e insistir en el emparejamiento Collantes-Grimaldo hasta que terminara llegando el gol del empate.
El intercambio en el timón del encuentro continuó y se acentuó tras el penalti y la expulsión que en el minuto 35 provocaron que el Barça B volviera a adelantarse en el marcador. Desde entonces y hasta el definitivo 1-4 obra de Dongou, al partido pudo pasarle de todo, aunque en esta ocasión la alineación culé presentaba más pólvora que la de su rival. Además, y magnificado por el hombre menos con el que el Sabadell afrontó lo que quedaba de partido, en la banda derecha y la sociedad Dongou-Halilovic el filial blaugrana encontró el balcón en el que hacer reposar lo alocado de su juego. El camerunés, siendo en realidad un nueve, orientaba sus movimientos para terminar en un carril central donde la movilidad de Munir facilitaba el vaciado, y ante la contención de Patric, terminaba regalando en muchas ocasiones la banda para el interior croata. Desde ahí, su zona más natural, Halilovic pudo dormir algo más el balón, juntar pases en la frontal, activar en profundidad a sus compañeros e incluso fabricarse el 1-3 con un disparo certero desde fuera del área.
