
Sin nadie que habitara con cierta regularidad el centro, las primeras intentonas por fuera -la forma como habitualmente el Barça de 2015 prende los ataques- se toparon con una participación menor de Dani Alves en el inicio (fue el jugador de campo del Barça que menos veces tocó el balón) y, sobretodo, con el bajo acierto de Messi y Neymar a la hora de desbordar en banda. El brasileño, en su undécimo partido como titular en 42 días, dio la impresión de que agradecerá el descanso forzoso ante el Rayo que le deparará la quinta amarilla del ciclo. Aunque sin la chispa habitual en los costados y atendiendo al mecanismo defensivo que planteaban los locales el terreno parecía abonado para que el mediocampo culé ganara peso por dentro, las dos alturas de su medular nunca estuvieron muy juntas. Por un lado Mascherano buscó la salida lavolpiana entre los centrales ante la tímida presión de John Córdoba y Javi Márquez, y por el otro los dos interiores jugaron muy arriba en lo que pareció una apuesta por un juego algo más directo de lo habitual. Quizá por eso Jordi Alba se incorporó por banda menos de lo que viene siendo costumbre.
Si la idea para el mediocampo no permitió aprovechar el primer agujero, la insistencia y tesón de Luis Suárez sí pudo hacerlo con el segundo, en profundidad aprovechando la línea adelantada del Granada en la jugada que sirvió a Rakitic para adelantar al cuadro catalán. El croata, cómodo en un escenario en el que corría el aire, tras el gol y sobretodo en el segundo tiempo, apareció como llegador y lanzador como en la acción del segundo gol, y si no firmó su actuación más convincente desde su fichaje, seguro que sí fue en la que más acoplado se vio al juego que practicó su equipo. La posición de partida tan adelantada de los dos interiores y tan retrasada del mediocentro, sin embargo, impidió cualquier tipo de contemporización cuando el Granada se hacía con el esférico, y más allá de la capacidad individual de Mascherano y la puntual corrección de Claudio Bravo en la atajada, el equipo de Luis Enrique tuvo varios tramos de exposición y repliegue bajo. Cerca de su propia área, los dos centrales no anduvieron especialmente afortunados ante un Javi Márquez peligroso y un John Córdoba que llevó a Marc Bartra a la batalla física y se a ganó.
Antes de que Luis Suárez cediera su sitio a Pedro para que el 7 del Barça sumara minutos otra vez como teórico nueve, el uruguayo volvió a castigar la espalda de la defensa nazarí conectando con un Rakitic libre como lanzador, para regalarle el gol de la tranquilidad a Leo Messi y completar, así, su decisiva participación en los tres que consiguió su equipo. Un partido a trompicones, con tranquilidad para los asistentes y metros para correr al espacio, que pareció diseñado para que así fuera.
