
Ayer en Soria, en un Barça B en aparente punto puerto, se echó a los hombros las dificultades y se esforzó por juntar a unos compañeros que en el 4-2-3-1 por el que ha optado Vinyals parten muy alejados. Cierto que Halilovic filtró conducciones de mérito y valor a través del carril central, o que Gerard Gumbau, sobre todo en el primer tiempo, jugó más liberado que Patric para, como la semana pasada en el Miniestadi, ser la aparición que conectara entre sí a una línea de tres mediapuntas abierta en horizontal. Pero fue Grimaldo llegando desde el lateral quien por banda, en la zona del teórico organizador, en tres cuartos o incluso entrando a finalizar en el espacio del nueve, dio a su deshilvanado equipo momentáneo aspecto de conjunto. La suerte del filial parece estar echada y no son precisamente halagüeños los augurios, pero el paso al frente del valenciano es tan evidente como elogiable y esperanzador.
