
Inauguró la temporada con la expectativa de repartirse entre el mediocampo y la delantera, pero pronto fue descubriéndose que el grueso de sus minutos iba a tenerlos en la medular. Tercer interior en los planes iniciales de Luis Enrique, cuando más problemas tuvo el equipo y con él Rakitic en el interior derecho, a punto estuvo de ser segundo. Capaz de acomodarse en el ritmo alto que ha marcado la temporada culé y al mismo tiempo dotar de una mayor estructura de la que tenía entonces al mediocampo, su plus en cuanto a control incluso lo hizo titular en la simifinal de Copa contra el Villarreal de Marcelino. A partir de entonces, sin embargo, la falta de osadía del jugador para no soltar el puesto, el cada vez más cuidado encaje de Rakitic en la banda de Messi y Alves, y finalmente la utilidad de Xavi como solución desde el banquillo, han hecho que el Alcántara pequeño llegue al final de curso como cuarto interior, habiendo perdido un puesto. En el partido en que el capitán se despidió del Camp Nou, Rafinha demostró que por fútbol no será. Vuelve a quedar un vacío en el equipo, y el brasileño solo necesita un paso para llenarlo. Pero tiene que darlo.
Artículos relacionados:
