
Sandro y Munir ya empezaron el curso a las ordenes de Luis Enrique en el primer equipo en lo que duró la sanción de Luis Suárez, y posteriormente, necesitados de minutos para seguir creciendo, regresaron al filial. Sobre todo el marroquí, no es todavía un futbolista terminado, y jugar con asiduidad debe ser ahora mismo un requisito deseable en su fase de formación. Liderar al Barça B y servir como recurso puntual a los mayores, es la función que mejor le viene ahora a las tres partes. Sandro, por su parte, tiene la misma edad pero futbolísticamente es más maduro, está más hecho, y si la dirección deportiva estima necesario contar con el perfil especialista de un delantero centro suplente en el primer equipo, puede ser el más preparado de los dos y al que menos penalice jugar de forma esporádica. Móvil arriba, con desmarque, caída a bandas e instinto en las inmediaciones del gol, puede ser la solución para un verano tan condicionado.
