
Por eso, en una cita de este calibre, Andrea es fijo para un Allegri que asume los problemas futbolísticos que genera su mediocentro como un mal menor. Teniendo en cuenta lo importantes que son, esto nos habla de la enorme trascendencia del jugador para su equipo en el plano anímico. La Juventus confía en Pirlo y convive con naturalidad con sus debilidades. Físicamente, a sus 36 años, el jugador necesita un ritmo de juego muy bajo para no ser superado, algo que el Calcio sí suele darle pero que la Champions no le acostumbra a conceder, y que todavía es más difícil de esperar frente al Barça del vértigo. Cuando el viento corre, en fase defensiva, sin balón, es tan transparente que requiere de ajustes tanto individuales como colectivos. El jugador, por supervivencia, tiende a recular mucho, eliminando el campo abierto y resguardándose cerca de la capacidad de anticipación de sus centrales. Tanto Bonucci como Chiellini -que no estará- salen con intensidad a proteger la espalda de su mediocentro cuando el delantero rival se da cuenta de lo indefensa de la presa. Luis Suárez lo buscará, a su retaguardia y a sus lados, y su capacidad para recibir el pase vertical y protegerlo de espaldas no solo será un problema para Pirlo sino que, por lo anteriormente comentado, se presume como una vía para desajustar a la línea defensiva bianconera. Escalonando a los centrales, con Neymar amenazando al espacio y la habilidad del uruguayo para girar sobre su eje y salir en vertical, el Barça puede tener en esta zona una de sus jugadas más productivas de la noche. Eso si no es Messi quien busca a Pirlo, pues aunque de entrada en el actual Barça Messi casi cae más sobre la zona del interior derecho que de la mediapunta, la oportunidad que se presenta y el ya de por sí recorrido natural del argentino, pueden hacer que ambos se vean las caras más de una vez. Yohan Cabaye puede atestiguar que no sería la primera vez que detectando una debilidad en el pivote rival, Leo vuelca sobre esta zona su amenaza.
Si a su espalda están los centrales, por delante de Pirlo el jugador que le presta la ayuda es Arturo Vidal, que cuando la Juventus defiende pasa de vértice superior del rombo a escudero del italiano en una línea de cuatro. Es aquí donde de cara a la Final se espera al chileno, aunque Allegri tiene cierto margen de maniobra como analizaremos mañana en la previa. Arturo es también, a menudo, un aliado cercano a la hora de construir juego, ya que el Pirlo actual si se le presiona sufre y por eso su entrenador ha dispuesto a muchos compañeros para que le abran línea de pase. Superado ese trance, corren, pero hasta el punto en que el esférico coquetea con la divisoria, son varios los juventinos que le ofrecen a su brújula el apoyo en campo propio. Y es que el conjunto italiano es un equipo muy poco dado a salir con un balón largo, sino que prioriza siempre el inicio en corto, en gran parte, también para darle a la jugada el ritmo pausado que requiere su juego. No obstante, como se ha apuntado unas líneas más arriba, en esta fase tiene técnica e intención, pero no es ni mucho menos infalible. El posible trabajo defensivo de Luis Suárez ante los centrales y el mediocentro turinés, y el enorme peligro implícito en una pérdida de balón que comparta espacio con Messi, Iniesta, Neymar y el punta uruguayo, sin embargo, condicionan el escenario.
Pese a sus problemas, no obstante, la Juve también necesitará a Pirlo en el plano estrictamente futbolístico. Probablemente más que otras veces. Desde la inferioridad supuesta con la que saltará al césped su equipo, el veterano regista es una de las principales cartas de los suyos para encontrar en el partido el detalle que incline la Final. Un envío largo que logre situar ante Ter Stegen a Tévez, Morata o Vidal, un pase filtrado entre líneas o, sobre todo, su puntería a balón parado, son algunos de los principales argumentos de la Juventus para llevarse la orejona a casa. Pocas situaciones va a tener más favorables que una falta plantada en la frontal del Barça colocada con mimo por Pirlo.
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