
En segundo lugar, Neymar es el plan B. La solución que encuentra el Barça en su baraja cuando el adversario logra tener controlado el inicio en el lado de Messi. Cuando a Leo le cuesta recibir, regatear o activar ataques por medio de su pase, la alternativa es encontrar en la orilla opuesta un reflejo en el brasileño. En este caso cambia ligeramente su papel y ubicación en el campo, pues pretende el cuero más atrás, las acciones de balón al pie le ganan por mucho a las del espacio y busca con más frecuencia un pase al lado débil que en esta caso ya no siempre es el suyo. Finalmente, la figura de Neymar en los éxitos de hace unos meses, también se agigantó como consecuencia de formar parte de uno de los mecanismos más letales del último curso en el continente: el pase diagonal de Messi. Él fue el receptor principal, con Jordi Alba en segunda instancia.
Mañana faltarán ambos, y ante esto Luis Enrique maneja dos opciones. Suplir al Neymar del plan A, el profundo y goleador (Pedro, Munir o Sandro) o al del plan B, el que socorre regateando cuando a Leo le ponen palos en las ruedas (Iniesta, Rafinha o Halilovic). Frenar por completo al argentino no está en la mano de ningún defensor, pero justamente uno de sus rivales en Tbilisi protagonizó una de las actuaciones más solventes de la temporada pasada conteniendo al crack. Si Krychowiak repite, es cuando el Barça más puede echar de menos a Neymar.
