
Ahora llega al Sporting de Abelardo y el escenario parece propicio para que todas las partes ganen con la unión. Tanto el uno como los otros necesitan lo que pueden darse. El de Gijón es un proyecto humilde y un equipo joven que fía buena parte de sus bazas a la solidez defensiva. Fue, con holgura, el conjunto menos goleado de la Liga Adelante (solo recibió 27 goles en 42 jornadas) y tras sus dos primeros partidos en la máxima categoría, la portería de Iván Cuéllar se mantiene impoluta. En ataque, su apuesta es vertical pero en ocasiones echa de menos un extra de claridad en los metros finales. Halilovic debe ser eso. El futbolista que sin cambiarle la marcha a la ofensiva sportinguista, le dé el toque extra que aclare la jugada. Una conducción en tres cuartos que atraiga atenciones, un cambio de orientación desde la banda derecha o, simplemente, un segundo con el balón detenido para ordenar la precipitación. A su alrededor, Jony desde la izquierda y Toni Sanabria, un punta con facilidad para activar a la segunda línea de equipo, deberían ser buenos socios del croata. Si todo encaja y el Pitu logra darle al jugador la forma que todavía no tiene, el Sporting ganará una pieza que le hace falta, Alen un lugar donde reecontrarse y el Barça el invernadero en el que hacer madurar a su joven talento.
