La otra mitad bajo palos
Claudio Bravo fue, contra pronóstico, uno de los mejores guardametas de la temporada pasada. Llegaba de la Real Sociedad para acompañar la aclimatación del joven Ter Stegen y juntos cubrir el vacío que dejaba Valdés, con una dilatada experiencia en La Liga, avalado por su juego con los pies y con alguna ceja arqueada sobre su destreza con las manos, pues en San Sebastián algún que otro error parando había dejado. En Barcelona, sin embargo, las cosas fueron al revés. Con los pies lució técnica, pero en la salida de balón sin mecanismos del Barça es necesario un extra propositivo que no siempre tuvo. A cambio, cuando de parar se trató, su hoja de servicios quedó prácticamente impoluta. Sin fallo, atento al blocaje y a la salida. Especialmente destacable ha resultado su autoridad y dominio para gobernar el área en el juego aéreo cuando el rival centra desde el costado en juego o en jugada de estrategia. En un equipo de bajitos, con una zaga donde únicamente Piqué manda en el aire y un mediocentro que pese a su altura flaquea en esta faceta, Bravo y su mando por alto fueron claves en el campeón.
También sorprendió, en parte, el año del alemán Ter Stegen. De potencial conocido, de él se esperaba que alternara lo mejor y lo peor que tiene un guardameta con sus condiciones a su edad. La parada milagrosa y el error garrafal. En cuanto a lo primero, firmó la mejor atajada de la pasada Champions League, pero por lo que respecta a lo segundo casi no hubo mácula que lamentar. Apenas una salida mal medida en la fase de grupos contra el PSG que terminó en gol para los franceses en la estrategia. Otro error, este ante el Athletic en la Supercopa, y el número de goles encajados por el equipo en pretemporada y en los dos primeros títulos del curso, han situado el foco sobre él ahora que con Bravo fuera de combate se estrenará en Liga. Para empezar, la primera prueba no será cualquier cosa. El Atlético de Madrid de Koke y la pizarra de Simeone a los que el Barça se enfrentará sin Gerard Piqué. Cierto que Luis Enrique y Unzué le ganaron esta batalla la temporada pasada al argentino, pero ahora la librarán sin dos de las piezas que explicaron la victoria. Vermaelen ya insinuó que pude compensar una parte, a Marc-André le toca la otra.