
También sorprendió, en parte, el año del alemán Ter Stegen. De potencial conocido, de él se esperaba que alternara lo mejor y lo peor que tiene un guardameta con sus condiciones a su edad. La parada milagrosa y el error garrafal. En cuanto a lo primero, firmó la mejor atajada de la pasada Champions League, pero por lo que respecta a lo segundo casi no hubo mácula que lamentar. Apenas una salida mal medida en la fase de grupos contra el PSG que terminó en gol para los franceses en la estrategia. Otro error, este ante el Athletic en la Supercopa, y el número de goles encajados por el equipo en pretemporada y en los dos primeros títulos del curso, han situado el foco sobre él ahora que con Bravo fuera de combate se estrenará en Liga. Para empezar, la primera prueba no será cualquier cosa. El Atlético de Madrid de Koke y la pizarra de Simeone a los que el Barça se enfrentará sin Gerard Piqué. Cierto que Luis Enrique y Unzué le ganaron esta batalla la temporada pasada al argentino, pero ahora la librarán sin dos de las piezas que explicaron la victoria. Vermaelen ya insinuó que pude compensar una parte, a Marc-André le toca la otra.
