
Extrañamente en él, el técnico azulgrana juntó a cuatro centrocampistas sobre el césped con Sergi Roberto subido a la nube y empezando como teórico extremo derecho. Lo fue, pero en los veinte minutos que se jugaron hasta que Rakitic se lesionara y con la entrada de Munir todo tomara un aroma más conocido, Roberto también intercaló apariciones por dentro generando superioridades en la media. Fue, digámoslo así, la síntesis del lateral y el interior que ha sido este curso pero localizando su juego varios metros más arriba. Recibiendo entre líneas e intercambiando posiciones con Rakitic fue el cuarto centrocampista que puede querer Luis Enrique para ganar control sin Leo, y picando al espacio y apretando al lateral, el extremo que quizá pretendía ante un Madrid con Marcelo. La lesión de Rakitic, sin embargo, no solo nos privó a nosotros y al técnico de testar el experimento durante los noventa minutos y quizá también frente al Villarreal, sino que en caso de ser una alternativa real para mañana la deja a expensas de la recuperación del croata. De no llegar a tiempo, a Luis Enrique no le quedarán muchas opciones más para formar con cuatro centrocampistas. Una podría ser Mascherano, y ciertamente es una decisión que actuaría directamente sobre la posible conducción de Bale, e indirectamente en ese duelo con Benzema que atormenta al argentino clásico tras clásico, pero que sin duda no sería a cambio de nada. Desplazar a Busquets del núcleo, aunque el jugador haya demostrado entenderse bien con Neymar desde el interior izquierdo, puede ser especialmente delicado si se cumple aquello de que el Madrid salga a buscar arriba al Barça.
