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¿Cuántos puntas contra el Barça?

Chicharito Hernández y Bellarabi durante el partido que enfrentó a su equipo con el Fútbol Club Barcelona.

Chicharito Hernández y Bellarabi durante el partido que enfrentó a su equipo con el Fútbol Club Barcelona. Los dos encuentros que ha disputado el Barça con el Bayer Leverkusen en fase de grupos han tenido, al menos, dos cosas en común. Una es que los alemanes le jugaron a los de Luis Enrique con dos atacantes partiendo desde el carril central, y la segunda es que en ambas ocasiones esto provocó serios problemas a la pareja de centrales culé. Es un escenario poco habitual para el conjunto catalán, que suele ver como incluso los oponentes que en su día a día sí usan una pareja de delanteros, cuando se miden a los azulgranas acostumbran a prescindir de uno de los dos para reforzar el mediocampo. Roger Schmidt, en cambio, en ambos duelos ha planteado lo contrario, pues ha situado a Bellarabi, al que más habitualmente vemos jugar en banda, al lado de Chicharito en el frente de ataque. Si en Camp Nou la estrategia del entrenador germano fue fecunda en el arrastre a bandas de los centrales y el aprovechamiento de la igualdad numérica con éstos apareciendo entre líneas y amenazando el espacio a su espalda, ayer el resultado de la propuesta tuvo más que ver con la atracción de todo el entramado defensivo del Barça hacia un mismo punto central.

Con los dos puntas locales trabajando de forma insistente sobre Bartra y Vermaelen, la pareja tendía a recular alejándose así de las posibles ayudas, lo cual, o bien abría una puerta a la oportunidad, o bien obligaba a que éstas se replegaran también. Samper, Rakitic, Adriano y Jordi Alba, progresivamente, fueron atraídos hacia la frontal aún cuando el esférico todavía no la rondaba, algo a lo que también contribuía que tanto Mehmedi como sobre todo Çalhanoglu, los dos teóricos hombres de banda, buscaran la salida interior. En definitiva, una defensa doblada sobre sí misma como un papel apretado en un puño, que permitió la aparición más o menos libre, por sorpresa, de piezas como el lateral Wendell o el multiplicado Kampl, en la izquierda aprovechando el vacío que genera Messi y en la derecha obligando a Munir a jugar muy retrasado. Evidentemente, el partido en clave culé, dada la situación de partida y su posterior desarrollo, da pie a pocas lecturas, pero la elección de Schmidt propone una cuestión de interesante planteamiento. Sobre todo porque va en la dirección contraria de la que siguen la mayoría de técnicos cuando juegan contra el Barcelona y porque, pese a la eliminación, en ambos partidos resultó elocuentemente incómoda.

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