Perder a García y Aduriz, en efecto, no es cualquier cosa para el Athletic, y hacerlo a las puertas de visitar el Camp Nou, menos todavía. Los de Valverde son fuertes en su estilo y lo necesitan para que algunas de sus piezas más específicas cobren el mayor de sus sentidos, por eso el peligro es que el rival le niegue ese escenario y le discuta el tipo de partido a disputar. Sobre esto, el Barça actual es un conjunto sensiblemente más inclinado hacia el control que el anterior. Piezas como Iniesta, Busquets o Bravo han dado un paso al frente para dotar de esos atributos a un equipo en el que ya sobresalían Messi, Neymar, Suárez, Alves o Piqué. De la mano de todos ellos, el conjunto catalán ahora se siente más cómodo que antes en partidos más cerrados y de menos revoluciones, por mucho que eso pueda amenazar a una delantera que por ahora no acusa la reducción de espacios. Bravo, Piqué, Busquets e Iniesta faltaron el miércoles en Cornellà y todo apunta a que estarán de inicio ante el Athletic. A la espera de comprobar la elección en el interior derecho, a Luis Enrique, si así lo desea, no le faltarán herramientas para pisar el freno ante los cachorros. Para obligarles a jugar el tipo de partido que no quieren.