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La remontada de la MSN

TOPSHOT - Barcelona's Uruguayan forward Luis Suarez (L) celebrates a goal with teammates Argentinian forward Lionel Messi (C) and Brazilian forward Neymar during the Spanish league football match FC Barcelona vs RCD Espanyol at the Camp Nou stadium in Barcelona on December 18, 2016. / AFP / JOSEP LAGO (Photo credit should read JOSEP LAGO/AFP/Getty Images)

Esta temporada, producto del deterioro de su presión adelantada y el consecuente empobrecimiento de su transición defensiva, el Athletic Club tiene un problema de seguridad atrás que la baja de Yeray Álvarez no ha hecho más que subrayar. La dificultad para Ernesto Valverde es que, por lo menos de momento y hasta que determinadas piezas se activen, no tiene más alternativa que seguir insistiendo en su plan. Es el que ha definido la plantilla, su sentir futbolístico y el que ha construido a sus futbolistas más determinantes. Es la identidad de los rojiblancos, la que conocen sus adversarios y ante la cual se preparan. Así lo hizo anoche Luis Enrique, que presuponiendo nuevamente un ejercicio de presión agresiva y adelantada de su oponente, tomó cartas en el asunto. En concreto tres, todas ellas dirigidas a esquivar las dificultades que habían tenido los culés en la ida para superar la primera defensa del Athletic, y a favorecer con ello un escenario con espacios para disfrutar corriendo.

En primer lugar, a Cillessen se le encargó en salida mezclar el pase corto con los envíos directos sobre Neymar y Luis Suárez. En la izquierda el brasileño y centrado el charrúa, con frecuencia ambos lograron ganar este tipo de servicio vertical contra Laporte, Etxeita, Bóveda o Elustondo. El segundo ajuste fue un reclamo. Busquets, como en tantas otras ocasiones, cuando el Barça intentaba construir desde atrás se situaba muchas veces entre centrales, un posicionamiento que ante la actitud defensiva de su rival arrastraba consigo la intención presionante del mediocampo -especialmente de San José- abriendo a su espalda la puerta a un Leo Messi de nuevo centrado. Encontrando al argentino con espacios por detrás del mediocampo visitante, el Barça edificó la primera de las patas de un partido en el que poder correr, y como la defensa del Athletic jugaba muy adelantada pero sin abrigo, las opciones de filtrar un pase en profundidad que dejara en el mano a mano a algún culé, se disparaban. Le costó al conjunto barcelonista, sin embargo, dar con el cálculo exacto para lograrlo, de modo que hasta que Andrés Iniesta fue progresivamente haciéndose con el partido y mandándolo sobre el sector izquierdo del ataque, no empezaron a sacar ventaja los de casa de un escenario que les favorecía. Pero con el de Fuentealbilla en la dirección y atrayendo para desorganizar un planteamiento defensivo del Athletic que se evidenció frágil en campo propio, los desmarques e insistencia de Jordi Alba y Neymar desde la punta izquierda bastaron para construir una vía de peligro más o menos clara.

La última medida de la estrategia de Luis Enrique tuvo que ver con lo planteado cuando era su rival quien debía iniciar juego desde su portero o su defensa. En este sentido, como en el Madrigal, la apuesta por la presión y la defensa alta fue clara, en esta ocasión con Suárez y Messi a modo de doble punta emparejada hombre a hombre con los centrales rojiblancos, y con un mediocampo dispuesto en rombo en el que Andrés Iniesta tapaba sobre la zona del mediocentro rival. Una contención adelantada que, como en el caso de la orquestada por los bilbaínos, llevaba a los de Valverde a un escape vertical a partir del cual el partido iba de un lado a otro con opciones para ambos equipos de correr. En este escenario de idas y venidas, servicios directos y flaquezas defensivas, la noticia más positiva en clave barcelonista fue la felicidad de la MSN. En tanto que definidora de su actual identidad futbolística, el Barça necesita a su delantera para hacer viable el plan. Es para ella que se ha construido, y en favor de quien ha sacrificado tanto. Este curso, sin embargo, por el momento Neymar y Suárez no habían acompañado a Messi como en los anteriores, y siendo el argentino ahora incluso más importante atrás debido al vacío dejado por Dani Alves, el impacto del brasileño y el uruguayo se hace, si cabe, más indispensable. Y la sensación es que anoche otra vez se divirtieron, que se alarga la mejora que a lo largo de las últimas semanas viene experimentando el juego de Neymar y que Suárez volvió a ser el nueve que se basta él solo.

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– Foto: Josep Lago/AFP/Getty Images

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