Después de que la semana pasada la planificación se centrara en la línea defensiva, ayer y anteayer concluímos la lista de necesidades que ésta deberá cubrir de cara al próximo curso, hablando de las figuras del interior director y del delantero de banda. Bernardo Silva no es ninguna de las dos cosas, pero engaña. Es un mediapunta, como mediapuntas son otros tantos futbolistas que habitan en la plantilla del Barça, pero él, particularmente, lo es de un modo especial. De una forma en la que, manteniéndose fiel a su esencia, es capaz de tener efectos parecidos a los requeridos en cualquiera de los dos roles mencionados. Es un hombre, por lo tanto, candidato a sustituir al fichaje de uno u otro. Una alternativa a una de las dos incorporaciones. Aun con el diez en la espalda se trata de un jugador estrechamente vinculado al control del juego y de sus ritmos, un futbolista de tres cuartos cómodo por detrás del balón, y un enganche al que la cal no reduce la panorámica de juego. Como interior, está cerca de responder con absoluta y total precisión a lo que aparentemente ha buscado el Barça esta temporada y no ha encontrado. Un interior derecho que asuma protagonismo en la dirección, que pueda ejercer de escalón para conectar con la línea de Leo Messi, pero que a su vez no cierre la puerta a que el diez le releve en el puesto. Un tres en uno que, a su vez, tenga presencia en la zona habitual del interior, se mueva con naturalidad en la mediapunta y sea un foco de creatividad decantado hacia la banda.
Bernardo Silva, que en el Mónaco es el centrocampista encargado del control siendo un mediapunta que parte desde la banda, es las tres cosas. En esa posición de partida abierta al costado en la que el portugués actúa en su actual equipo, está otra de las particularidades de su juego. La que, en este caso, lo habilita como opción para el extremo. Y es que si por características y tipología cabría esperar que Silva fuese un hombre que tratara de alejarse de la banda y huir de la cal tan pronto como le fuera posible, lo cierto es que, aún teniendo tendencia interior, el costado no lo limita. Su pausa, su visión, su lectura del juego y el hecho de poder mantener orientada su pierna izquierda en todo momento hacia el centro del ataque, le permiten aguantar más a bierto que, por ejemplo Thomas Lemar, su compañero de línea en el cuadro monegasco. Con regate, sensibilidad asociativa y capacidad para absorber juego y peligro, se trata de un jugador que tanto si se busca reproducir ciertas pautas de juego en sustitución de Messi, como si se pretende alinear al argentino en otras zonas del campo, es un hombre cuyo fútbol está muy relacionado con lo mejor que ha tenido el carril derecho culé en los últimos años tanto cuando el equipo ha tomado forma de 1-4-3-3 como de 1-3-4-3. De regresar el primero, la versatilidad del portugués a la hora de poder formar en una posición clásica de mediocampo, y teniendo en cuenta la discontinuidad que esta temporada ha sufrido Andrés Iniesta, lo habilitaría como alternativa en cualquiera de los dos interiores a la espera de ser requerido en una de los puestos de ataque.
En comparación a los nombres que ayer conformaron la lista de alternativas al puesto de extremo, sin embargo, es en la profundidad donde Bernardo Silva presenta su principal diferencia. Es un futbolista de balón al pie, más que uno de desmarque veloz y al espacio. Es por eso que, si su hipotética incorporación se produjese orientada a ese rol, es decir, acompañada de la de un interior organizador y no de la de un extremo, una pieza como la de Aleix Vidal podría ganar valor en plantilla. El catalán, camuflado de segundo opción en el lateral derecho, se convertiría así, tras recuperarse de la lesión, en el argumento profundo del que echar mano puntualmente en caso de necesidad, alineado como delantero de banda. Puesto que este movimiento iría en detrimento de la llegada de un segundo lateral derecho con tal de que la plaza sirviera para dar acomodo a Aleix en plantilla, tanto debido a su lesión como a las dudas defensivas que hasta el momento ha dejado en el puesto, sería planteable un cambio de perfil en el cuarto central, posponiendo la búsqueda del recambio de Piqué y centrando los esfuerzos en dar con un defensa central al que poder utilizar también en banda. Nombres como el ya citado entonces Pavard, el croata Jedvaj, el alemán Elvedi o el bético Aissa Mandi, que pese a su discreta temporada en Sevilla anteriormente en Francia rindió con solvencia en ambas posiciones, podrían formar parte junto al nombre del veterano Piszczek, del ramillete de opciones en un perfil de central-lateral no muy presente en el mercado.
El segundo 9:
Tanto la cuestión de la profundidad en ataque así como la de la mejor manera de acompañar a la MSN, entroncan también con la figura del nueve reserva. Para este rol el Barça incorporó el pasado verano a Paco Alcácer, en un papel de especialista del que apenas se ha servido. Muy distinto a Luis Suárez en un equipo que ha necesitado que su punta tuviera la mayoría de características del uruguayo, y sin demasiadas opciones de formar en dibujos alternativos, el peso del valenciano a lo largo de la temporada ha sido residual. Paralelamente, el próximo mes de julio traerá consigo la posibilidad de volver a contar con Munir El Haddadi si así lo estiman el jugador y el Valencia. El canterano ya había dado muestras antes de salir cedido de su aclimatación a las funciones de la posición y a la realidad del primer equipo, y dado que, sin ser un velocista, sí posee una gama de movimientos profundos más amplia que la de Alcácer, sería un nombre que sacar de nuevo a la palestra.
Foto: Franck Fife/AFP/Getty Images

