Es fácil imaginar que contra la versión más redonda del FC Barcelona que se ha podido ver esta temporada, la receta de los rivales sea la presión. En primer lugar porque el equipo de Valverde ha venido desarrollando una serie de recursos en campo contrario (su propia presión, el efecto Arthur, la conexión Messi-Alba o la determinación de Leo, Coutinho, Luis Suárez y Dembélé) que le permiten una íntima relación con el gol, y en segundo lugar porque apretando la salida del conjunto azulgrana el rival potencialmente puede provocar una serie de situaciones que no sientan demasiado bien a los culés. Que Sergio Busquets deba incrustarse entre centrales renunciando a la altura de su posición, que se pierdan referencias entre líneas, que se exponga la limitada capacidad de intimidar al espacio de los puntas, que se desactive a un Jordi Alba que para intervenir en el último tercio necesita que el juego haya avanzado previamente… La visita del Eibar al Camp Nou resultaba un episodio especialmente interesante a este respecto, más después de conocerse la presencia de Coutinho y Arthur en el once barcelonista, por tratarse de un equipo abnegadamente entregado al pressing adelantado y el conjunto de la Liga con mayor número de recuperaciones en campo contrario.
– La posición de Rakitic a la espalda del mediocampo del Eibar, los mapas de calor del croata, Arthur y Busquets, y el mapa de pases del brasileño. –
El de Mendilibar es un equipo especial, cuyo fútbol se estructura alrededor de dos arterias principales: la presión y el juego por banda. No deja salir al rival de su propia mitad de campo, recupera, abre a banda y alimenta el área a través del centro lateral y en busca del remate de los puntas o de la segunda línea. Con estos dos colores tiñe todos los partidos que disputa, arrastrando a su adversario a una lógica propia. Para el Barça de Ernesto Valverde, la confrontación con la receta del Eibar significó poner a Gerard Piqué y a Clément Lenglet en la diana, como bastión contra el abundante torrente de centros al área y juego directo propuesto por los de Mendilibar en el Camp Nou. Los centrales azulgranas, además, contaron con una responsabilidad extra no tan prevista en el guión, pues la colocación de las piezas en mediocampo descubrió más que otras veces la parcela defensiva de Busquets, quizá priorizando el peligro eibarrés en banda por encima de su amenaza entre líneas. Con el mediocentro catalán por delante de la línea defensiva ya que en esta ocasión la presión rival en primera línea la ejercía un sólo hombre, y Arthur muy presente en el apoyo para que después de encontrar a Sergio la jugada tuviera continuidad en la base, Valverde rompió la habitual línea recta que acostumbran a dibujar Rakitic, Busquets y Arthur cuando comparten medular, adelantando la posición del croata.
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– Foto: Lluis Gene/AFP/Getty Images
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