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Barça 2019-2020 – Capítulo 2: Enlace con el Barça B

NYON, SWITZERLAND - APRIL 23: #11 Carles Perez of FC Barcelona with medal during the UEFA Youth League Final match between Chelsea FC and FC Barcelona at Colovray Sports Centre on April 23, 2018 in Nyon, Switzerland. (Photo by Monika Majer/Getty Images)

NYON, SWITZERLAND - APRIL 23: #11 Carles Perez of FC Barcelona with medal during the UEFA Youth League Final match between Chelsea FC and FC Barcelona at Colovray Sports Centre on April 23, 2018 in Nyon, Switzerland. (Photo by Monika Majer/Getty Images)

El último verano fue distinto para el Barça B. La apuesta por la continuidad de García Pimienta al frente del filial tras el descenso de categoría escondía un cambio de planteamiento con respecto al segundo equipo azulgrana, que huía del círculo perverso en el que se había encallado las temporadas anteriores: reforzando desde el exterior al equipo para ascender -entendiendo que la Segunda podía ser más positiva para la evolución de los jóvenes talentos-, pero, una vez en la división de plata, volviendo a apoyarse en futbolistas no formados en La Masia con tal de conseguir los resultados que mantuvieran al Barça B en la categoría. Ascender en favor de unos canteranos que no iban a poder ser los protagonistas del filial tras el ascenso. Dos cursos atrás, cuando el filial descendió en Segunda, el club incorporó a más de media docena de futbolistas procedentes y formados en otros equipos, y a otros tantos en el regreso a la división de plata. Este verano, en cambio, el B arrancó la temporada con Moussa Wagué y Ronald Araujo como únicas caras nuevas ajenas a la dinámica interna del conjunto azulgrana. Posteriormente, en el mercado invernal, a estas dos incorporaciones se le han sumado las llegadas de Vilarrasa, Merveil y Novaes después del salto definitivo de Carles Aleñá al primer equipo, en un movimiento que resume la idea y las distintas etapas del curso que está viviendo el cuadro de García Pimienta.

Sin demasiados fichajes, a comienzo de curso la apuesta fue la de promocionar al grueso del equipo Juvenil que unos meses atrás habían levantado la UEFA Youth League a las órdenes del ahora técnico del B, en un desembarco tutelado principalmente por Carles Aleñá a modo de conexión con la plantilla de la temporada pasada y de garantía competitiva a la hora de capitanear el juego y los resultados, mientras los más jóvenes acompasaban su juego a la nueva realidad. No obstante, con el ascenso del de Mataró el testigo cambió de manos y se optó por incorporar determinadas piezas concretas que pudieran aportar el punto de determinación que, sin Carles -y mientras el fútbol de los demás continua su proceso de maduración-, podía echar de menos el Barça B. 2019 no ha incorporado al filial pilares nuevos desde fuera, sino que se ha adaptado para acompañar aquellos que han pasado a desempeñar esa función desde dentro. Producto de la línea elegida para estructurar la temporada en curso, la plantilla del Barça B presenta una singularidad notable con respecto a la de anteriores campañas: la mayor parte de jugadores que la componen es muy joven -sólo Ezkieta, Morer, Sarsanedas y Carles Pérez superan ahora mismo la veintena-, la temporada pasada gran parte militaban en el el Juvenil y muchos apenas cuentan con unos meses de bagaje en una categoría profesional. La brecha abierta entre esta y las anteriores temporadas ha barrido con buena parte de las piezas protagonistas de los últimos Barças B y ha situado en la primera línea a un talento tan prometedor como tierno.

A la hora de medir los tiempos de ascenso de un futbolista al primer equipo, entran en juego multitud de cuestiones sobre las que pesa la exigencia de priorizar. Una especialmente relevante gira alrededor de las necesidades de la primera plantilla y las de la evolución del jugador. Un caso claro, por ejemplo, sería la obligación por parte de la secretaría técnica de encontrar un segundo portero que actúe como suplente del titular, combinada con la presencia en el filial de un guardameta prometedor pero demasiado joven como para que su formación no se vea amenazada por el escaso protagonismo de un rol como el señalado. El ascenso del meta serviría para cubrir la necesidad de la primera plantilla, pero otro tipo de fórmula seguramente le permitiría potenciar la aportación futura del canterano. Y es que, a la hora de programar el salto, más importante incluso que el talento o calidad del futbolista es el estado de su formación, pues, salvo urgencias poco aconsejables, la decisión no estará tan relacionada con el aporte del jugador en la primera plantilla como con el proceso de evolución del futbolista. Más que de ser bueno, se trata de estar listo. De detectar si el canterano ya ha exprimido todo lo que podía exprimir de su etapa en el filial y demanda probarse en el siguiente peldaño, o por contra el filial todavía puede prepararle mejor para un futuro en el primer equipo.

En este sentido, resulta especialmente interesante el desarrollo seguido con Carles Aleñá, y más concretamente el hecho de que el de Mataró permaneciera la pasada temporada en las filas del Barça B. Aleñá ya había participado regularmente en el equipo a lo largo de la 2016-17, y evidenciado un talento llamado a ser protagonista, también, en Primera División, pero fue el curso siguiente cuando Carles completó su preparación con una temporada 2017-18 en la que llevó las riendas del filial, liderando su juego y responsabilizándose de sus resultados, redondeando la puesta a punto del futbolista que con tan buen pie ha desembarcado este curso en la primera plantilla. Es una función que justo ahora empiezan a asumir sus herederos, y por lo que probablemente sea conveniente que en su mayoría alarguen su estada en el B con tal de completar todo el proceso. Como miembros del filial para seguir creciendo partido a partido, pero con una mayor proximidad hacia el primer equipo fruto de una estructura de plantilla diseñada para ello. Salvo Wagué, y quizá Carles Pérez y Busquets, los talentos del filial todavía pueden sacarle mucho jugo al equipo de García Pimienta.

– Foto: Monika Majer/Getty Images

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