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Ordenar las piezas

Algunas de las consecuencias de los últimos vaivenes del Barça en cuanto a su estratega deportiva, se han hecho notar en la estructura de su plantilla. Tanto desde la óptica salarial como deportiva hay futbolistas en el roster culé cuyo lugar no se corresponde con su nivel, rendimiento e importancia en el equipo. Acompañantes con caché de estrella, recambios útiles convertidos en titulares fijos o veteranos sin alternativas son el resultado de los últimos veranos en el club azulgrana. Un reparto de roles y recursos que en varios casos no se corresponde con el veredicto del césped, y que añade dificultades al trabajo del entrenador. Por suerte o por desgracia, la situación económica obligará al Barça a abordar esta cuestión durante este verano, forzado a hacer inventario de su plantilla, a racionalizarla y a estructurarla de tal modo que pueda optimizarla al máximo.

En cuanto a la cuestión salarial, la reducción del gasto presumiblemente será un objetivo ineludible, tanto a la hora de ajustar los sueldos de los jugadores a su importancia real para el equipo, como de afrontar decisiones de altas y bajas. Al respecto, ya desde la casilla de salida la planificación deportiva del Barça 2021-22 pone sobre la mesa varias carpetas, con jugadores que debido a su protagonismo, a su coste y a las alternativas que ofrece la plantilla representan salidas sin renuncias. Antes incluso de otras hipotéticas incorporaciones, son pérdidas que no dejan un vacío. O, al menos, que dejan vacíos que un club en la situación financiera del Barça no aspira a tener cubiertos.

Son los casos de Neto, Umtiti, Júnior Firpo, Matheus, Coutinho y Trincao. En el caso del guardameta porque un equipo con los problemas económicos que tiene el Barça, y con dos porteros como Iñaki Peña y Arnau Tenas en el filial, difícilmente puede renunciar a aligerar el gasto salarial interviniendo sobre el rol de portero suplente. El de Júnior es un caso similar, pues a su escaso protagonismo y a la posibilidad de que su salida le genere al club algún ingreso, se le suma el hecho de que para un rol con apariciones tan puntuales como el que ha tenido el dominicano, el Barça puede disponer de alternativas como Juan Miranda, Alejandro Baldé o la reubicación de Sergiño Dest. Samuel Umtiti, a pesar de las dificultades que ha tenido el conjunto de Koeman en el centro de la zaga, es un futbolista que debido a sus limitaciones físicas tiene su participación y su fiabilidad muy comprometidas, y que la plantilla puede cubrir de forma automática con jóvenes como Araújo, Mingueza o con la oficiosa incorporación a coste cero de Eric García. Lo mismo ocurre con Matheus Fernandez, jugador sin un lugar en el equipo y cuya salida, por lo tanto, no desnuda ningún rol. Tampoco la de Coutinho, toda vez la presencia de Messi, Ansu Fati, Griezmann y Dembélé lo dejan sin espacio en ataque, y el paso al frente de Pedri y De Jong en los interiores le cierran la puerta del mediocampo.

Probablemente el caso más distinto es el de Trincao, ya que el portugués sí que ha sido una pieza con cierta utilidad a lo largo de la temporada. Opción desde el banquillo o alternativa en la banda derecha, sobre todo antes de que el Barça apostara por jugar con línea de cinco atrás y sin extremos, el ex del Braga ha superado los 1.000 minutos de juego siendo el 16º de la plantilla en utilización. Ocurre que, en su posición y rol, el Barça cuenta con la opción de promocionar a Álex Collado, el futbolista más destacado del filial, pudiendo cubrir sin coste ese mismo espacio en la plantilla a cambio de generar algún tipo de beneficio con Trincao. Sea en forma de ahorro salarial a través de una cesión, o de ingreso mediante una venta que permita al club reservarse una futura opción sobre el jugador, solventando su pérdida deportiva con el salto al primer equipo del canterano que más preparado se ha mostrado para darlo.

Más allá de la cuestión salarial, el segundo objetivo de la estrategia deportiva culé de cara al verano debe ser el de racionalizar el lugar de algunos de sus futbolistas en la estructura de la plantilla, bien porque su rendimiento no se corresponda con el protagonismo que de entrada se le asigna, bien porque su edad invite a contar con soluciones dentro de la plantilla en caso de repentino declive, o bien como consecuencia de las dificultades económicas de la institución. En este último punto deben inscribirse las carpetas de Antoine Griezmann y Ousmane Dembélé, dos futbolistas que sin incorporaciones y con Ansu y Messi en plantilla compiten por una única plaza en el once, pero que por coste salarial difícilmente pueden cumplir con el rol de cuarto delantero. Así pues, incluso antes de acometer cualquier fichaje para la delantera con rango de titular que comprometa el sitio de ambos, seguramente el club deba elegir entre uno u el otro, y apostar por soluciones más asequibles para los papeles de delanteros reserva.

Finalmente, en tercer lugar la planificación culé deberá afrontar el relevo generacional, tarea para la que la plantilla del Barça muestra una singularidad excepcional. Por lo general, suele convenirse que la edad media ideal de un equipo está entre los 26 y los 27 años, pues distingue un grupo fuerte de futbolistas en su momento de plenitud competitiva, acompañado de determinadas piezas más veteranas y de algunos jóvenes talentos en formación. Sin embargo, a pesar de que el conjunto azulgrana se ajusta bastante a la premisa de la edad media, llega a ella desde un contraste muy acentuado. Los 24 culés con más minutos esta temporada se dividen en los siguientes rangos de edad: 7 jugadores mayores de 29 años, 8 jugadores menores de 23 años, y 9 entre los 23 y los 29. El grueso lo forman los extremos. Reduciendo la muestra a los 15 con más minutos, el reparto es el siguiente: 6 mayores de 29 años, 4 menores de 23, y 5 entre los 23 y los 29. De estos últimos, sólo De Jong, Ter Stegen y Lenglet ostentan rango claro de titular.

Que fichajes como Umtiti, Arthur, Neymar, Semedo, André Gomes, Alcácer, Denis Suárez o Digne no terminaran asentándose como jugadores importantes ha generado un agujero entre generaciones, dificultando mucho los relevos tanto deportivos como jerárquicos. El tercer objetivo del verano barcelonista, pues, debe ser llenar ese agujero entre la generación de Busquets, Piqué o Jordi Alba y la de Pedri, Ansu, Ilaix o Dest. Para que el relevo de los primeros no caiga sobre las espaldas, todavía tiernas, de los segundos.

 

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– Foto: Rafa Alcaide

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