Uno para todos y todos para uno

Uno para todos y todos para uno

El Barça convive con una doble realidad durante su inicio de temporada. Prácticamente cada semana suma malas noticias en cuanto a las lesiones que asolan su plantilla y que el domingo castigaron a Ter Stegen. Sin embargo, cada semana también suma una buena noticia a propósito del juego, el rendimiento y la personalidad del equipo. Pese a todos los obstáculos, los azulgranas no sólo siguen sacando adelante sus partidos y contando por victorias cada nuevo reto en Liga, sino que además lo hacen sin que las ausencias le hagan renunciar a su juego. Hasta el momento, juegue quien juegue y falte quien falte, el Barça es un equipo reconocible, que siempre busca que sucedan una serie de cosas sobre el césped y que, por el momento, en Liga siempre las está encontrando. Modifica las características y el nivel de sus futbolistas, pero no altera las líneas maestras de su discurso. Un Barça intenso, veloz y determinado, que intenta salir bien desde atrás, progresar por dentro, desequilibrar por fuera y defender tan lejos de su portería como le sea posible, y que ha encontrado en Pedri al líder de un mediocampo especialmente castigado por el infortunio.

Tras las lesiones de Marc Bernal y Dani Olmo, y mientras no llegan las recuperaciones de Gavi, Fermín, De Jong o incluso Christensen, el domingo el canario saltó al Estadio de la Cerámica acompañado de Eric García y Pablo Torre. Con el ex del Racing ocupando el interior derecho del equipo, y asumiendo el encargo de cumplir con las funciones de Olmo como centrocampista más relacionado con la frontal del área, Pedri recuperó su posición en la segunda altura de la medular, siendo el nexo encargado de unir las dos mitades del equipo. Inicialmente lo hizo más volcado hacia la banda izquierda que de costumbre, emulando alguno de los movimientos que ha probado en el arranque de temporada Pep Guardiola con De Bruyne, para ocupar prácticamente la zona del lateral izquierdo en el inicio de la jugada. Con Gerard Martín por delante arrastrando la marca de Yeremy Pino, y Raphinha por dentro preparado para responder a cada movimiento de Lewandowski con un recorrido de compensación, las caídas del canario hacia la cal dificultaban que Comesaña le siguiera tan lejos de la zona del pivote y facilitaron una descarga cómoda para los centrales culers.

Mediado el primer tiempo, no obstante, la receta cambió. Flick ordenó que Eric relevara a Koundé en el papel de tercer central que generara la primera superioridad numérica ante los dos delanteros locales, y que tras el descenso posicional del mediocentro fuera Pedri quien recibiera los pases por delante de la zaga. Flanqueado por Gerard Martín y Koundé, y teniendo por delante a Lamine, Pablo Torre, Raphinha y Lewandwoski situados a diferentes amplitudes y, sobre todo, a diferentes alturas, el 8 del Barça por momentos lució como el verdadero pivote de su equipo. Su desempeño en este espacio no tuvo el componente posicional que sí ha guiado el juego de Bernal, Casadó o Eric cuando se han desenvuelto en él, sino que con el catalán situado a su espalda y en disposición de recuperar su demarcación de pivote tan pronto como Pedri volara, el canario se encargó de aparecer por todo el ancho del campo para agilizar la circulación. Sin mediocentro, Pedri fue un poco mediocentro, y sin Dani Olmo, fue un poco el ex del Leipzig.

Especialmente llamativos e interesantes fueron sus acercamientos a la banda de Lamine Yamal, algo que ambos ya disfrutaron en el segundo tiempo contra el Mónaco y que de nuevo volvió a resultar beneficioso para los dos ante los de Marcelino. Ambos atraen atenciones para que, cuando suelten el balón, el otro esté más libre, y juntos disparan las posibilidades del ataque del Barça en espacios reducidos. Para Pedri y Lamine tener rivales cerca no significa quedarse sin aire para jugar, pero sí que, lejos de ellos, Raphinha, Lewandowski o Pablo Torre disfruten de un horizonte más claro. Para entrar de segunda línea, atacar el segundo palo o encaramarse al balcón del área. Puesto que también implica que el equipo pueda agruparse y alargar los ataques cerca del arco contrario, por norma también debería significar la aparición de un escenario más proclive para la presión. No lo fue del todo contra el Villarreal, que bien a través del pie de Dani Parejo y Baena, o bien a través del juego directo hacia los puntas, encontró la forma de salir de la emboscada culer con relativa continuidad.

De entre sus futbolistas más adelantados, el que más problemas generó a la zaga azulgrana fue Pépé, que se aprovechó del emparejamiento en igualdad numérica de los centrales del Barça ante los delanteros locales para intervenir a la espalda de Gerard y Koundé o en el espacio abierto entre central y lateral. Intercambiando posiciones con Pino para sacar fuera a Iñigo, y haciendo correr hacia atrás a la zaga con tal de habilitar la llegada de cara de la segunda línea, la ofensiva amarilla se topó con dos obstáculos que le impidieron sacar más provecho a su ataque. El primero fue individual y corrió a cargo de Koundé, nuevamente muy seguro en banda y especialmente atento cubriendo el segundo palo cuando el Villarreal profundizaba desde el costado opuesto. El segundo tuvo que ver con la quirúrgica coordinación con la que el Barça movió su línea defensiva para dejar en fuera de juego a los delanteros. Las lesiones y las rotaciones hicieron que Flick presentara una zaga menos preparada para el duelo individual, pero lo disimuló respondiendo defensivamente desde el colectivo. Uno para todos y todos para uno.

 

– Foto: David Ramos/Getty Images

Comments:1
  • Shenzhen2020 24 septiembre, 2024

    Este es un Barça del que estar muy orgulloso, y si los títulos terminan siendo inalcanzables por culpa de las lesiones y los favores de todo tipo al Madrid (es pronto para decir que no podremos pelear), al menos se ha encontrado un staff y unos mimbres sobre los que crecer y devolver al Barça a la élite.

    Me parece tremendo que un equipo con Sergi Domínguez, Gerard Martín, Eric García en el mediocentro y Pablo Torre debutando como titular sea capaz de ganarle 1-5 al Villarreal de Marcelino (y fallando un penalty). Fue una demostración tremenda del trabajo de Flick y su staff, pero también de confianza en y de la plantilla.

    Pablo Torre tiene que ser un futbolista muy aprovechable en el día a día. Seguramente tenga carencias que le penalicen en escenarios élite, pero el equipo no puede permitirse el lujo de prescindir de su capacidad para marcar diferencias en el último tercio de campo. Es una gran noticia que haya empezado con G+A porque es un chute de confianza y porque viene un calendario propicio para que sume titularidades, muchos minutos y siga creciendo.

    Imagino que Íñigo Martínez, Koundé y Lamine Yamal serán los siguientes en rotar. Veremos, cuando llegue el momento, cómo afrontamos el jugar sin dos de los tres/cuatro futbolistas que más nos suben el nivel ahora mismo.

    Y por supuesto, veremos cómo se reacciona a la baja de Ter Stegen. Creo que se está siendo demasiado duro con Íñaki Peña y que se le está juzgando por sus números de la pasada campaña en un equipo que estaba totalmente roto y descosido por todos lados. No es un portero que vaya a encajar 2.5 goles por partido. Otra cosa es que nos vaya a dar puntos o que salve cuando todo lo demás falle. Ahí habrá que ver.

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