
Por esto al Atlético actual se le debe exigir más. No es suficiente una trayectoria en liga más o menos irregular y un camino aceptable en la UEFA. Por inversión, plantilla e historia, este equipo debe pelear por los primeros puestos de la clasificación y ejercer como favorito en la UEFA, dónde sólo el Bayern de Munich debe partir por delante de los colchoneros como favorito para lograr el título. No obstante, esto no sucede puesto que el equipo carece de una hoja de ruta que vertebre una filosofía futbolística y se encomienda a la tremenda calidad de sus futbolistas para que decidan los partidos. Esta táctica, suficiente ante rivales muy inferiores, resulta poco productiva en partidos de tu a tu ante rivales poderosos donde el rival deja menos espacio al desequilibrio individual y en que debe ser el conjunto el que consiga desnivelar la balanza. Y es en este punto donde el Atlético de Madrid muestra una total indefinición futbolística.
Limitaciones del ataque posicional del Atlético de Madrid:
El principal problema que se encuentra el equipo rojiblanco cuando intenta plantear un partido desde una situación con posesión del balón, llevando la iniciativa en el juego, con presencia numerosa en posiciones de ataque, es la falta de jugadores capaces de liderar la organización del juego en fase ofensiva. El equipo cuenta con excelentes delanteros, jugadores capaces de desequilibrar en la fase final de la jugada, pero carece de la figura que les haga llegar el balón correctamente. De nada sirve tener arriba a Maxi, Simao, Reyes, Agüero o Forlán, sin no hay ningún jugador capaz de leer sus movimientos. Todos los equipos con intención de ser protagonistas en el juego deben tener ese tipo de jugador, indispensable para iniciar jugada y llevar el balón con criterio desde la defensa a las posiciones de ataque. El Barça de la segunda Champions, por poner un ejemplo, contaba con la figura de Rafa Márquez para iniciar la jugada desde la defensa o Iniesta y Deco para hacerlo desde la media…la misión de Ronaldinho, Messi y Eto’o era la de decidir.
De hecho, los movimientos para tratar de incorporar a la disciplina colchonera a jugadores como Márquez, Riquelme o Deco, iban en esta dirección ya que en la plantilla actual parece difícil hallar un jugador capacitado para liderar el ataque rojiblanco. Maniche, Raúl García o Cleber Santana son futbolistas destinados a complementar a este tipo de jugador ja que poseen un mayor recorrido, trabajo en la contención y llegada a gol. La esperanza atlética, en este sentido, puede ser Thiago Motta, aunque su perpetua irregularidad y facilidad para sufrir problemas físicos crean una notable incertidumbre en cuanto a esta posiblidad.
Por si fuera poco, el ataque posicional con control del balón obligaría al equipo a plantear una línea defensiva adelantada lo que se presume poco menos que un suicidio teniendo en cuenta la lentitud y poca compenetración en la parte central de la línea defensiva y a la ausencia de jugadores en mediocampo capaces de presionar a los organizadores rivales.
El instinto de supervivencia de los cracks como recurso:
No obstante, este es un sistema que si bien se muestra efectivo ante rivales de un nivel inferior, ante adversarios de calidad similar o superior, se presume insuficiente. De hecho, en los dos partidos que ha afrontado el Alético esta temporada ante rivales poderosos (Real Madrid y Barcelona) el conjunto rojiblanco ha resultado perdedor.
Otro de los recursos que utiliza el equipo ante esta situación es la táctica que utilizaba Capello en Italia que consiste en que, ante el riesgo de perdida en zona de creación, el objetivo es situar el balón en la zona de tres cuatros con un balón aéreo y iniciar jugada a partir del rechace. Este recurso, también utilizado por el Chelsea de Mourinho cuando con motivo de las incorporaciones de Ballack y Shevchenko el conjunto blue perdió velocidad en el contraataque, tiene pocas perspectivas de éxito en un Atlético de Madrid sin una referencia ofensiva en el juego aéreo (ya que parece difícil que Mista desbanque a cualquiera de los dos puntas) y con la falta de agresividad en los jugadores encargados de luchar por el balón suelto.
Limitaciones del juego al contraataque del equipo colchonero:
En esta situación, el equipo presenta otra debilidad como resultado de la inferioridad numérica generada por la presencia de cuatro futbolistas preocupados, prácticamente en exclusivo, por el ataque. Cierto es que en el inicio de la defensa, tras perdida en la delantera, el esquema varía a un 4-4-1-1 con Forlán cercano a la zona ancha, pero una vez superada esta primera «muralla» el equipo colchonero sufre la desconexión tanto de los dos puntas como de los hombres de banda, dejando únicamente a la pareja de pivotes ante toda la línea de centrocampistas rival. Así pues, el Atlético puede defender los ataques destinados a la zona central de su defensa a partir de juntar a los dos pivotes con los dos centrales, pero los problemas llegan cuando el rival intenta entrar por bandas. Aquí, ante la ausencia del dos contra uno del extremo, es uno de los mediocentros el encargado de ayudar al lateral a cubrir su zona, lo cual deja al mediocentro restante con la doble misión de incrustarse entre los centrales en los centros laterales, y de vigilar la segunda línea rival. De este modo, cualquier dejada del delantero para un jugador de segunda línea o superioridad numérica en esta zona del campo resulta imposible de controlar para el sistema defensivo atlético.
