Atlético de Madrid: la indefinición como bandera
Hace tiempo que en el Atlético de Madrid las cosas no se están haciendo bien. De hecho, podríamos decir que desde la temporada del doblete, con Radomir Antic en el banquillo y los Molina, Santi, Caminero, Pantic o Kiko sobre el césped, la entidad colchonera anda dando tumbos sin hallar un proyecto futbolístico, un camino a seguir, pero lo que aún es más preocupante es que tampoco parece preocupado en buscarlo. La salida de Fernando Torres abría la posibilidad de generar unos ingresos extraordinarios para reinvertir en la formación de un equipo competitivo que permitiese al Atleti volver a las posiciones que por historia merece. En realidad, la práctica totalidad de lo ingresado por “el Niño” se destinó al fichaje del uruguayo Forlán, pese a que junto a él llegaron a la orilla del Manzanares fichajes como Reyes, Simao o Raúl García, que a la postre convertirían al Atlético de Madrid en uno de los conjuntos con una mayor inversión en fichajes a nivel europeo.
Por esto al Atlético actual se le debe exigir más. No es suficiente una trayectoria en liga más o menos irregular y un camino aceptable en la UEFA. Por inversión, plantilla e historia, este equipo debe pelear por los primeros puestos de la clasificación y ejercer como favorito en la UEFA, dónde sólo el Bayern de Munich debe partir por delante de los colchoneros como favorito para lograr el título. No obstante, esto no sucede puesto que el equipo carece de una hoja de ruta que vertebre una filosofía futbolística y se encomienda a la tremenda calidad de sus futbolistas para que decidan los partidos. Esta táctica, suficiente ante rivales muy inferiores, resulta poco productiva en partidos de tu a tu ante rivales poderosos donde el rival deja menos espacio al desequilibrio individual y en que debe ser el conjunto el que consiga desnivelar la balanza. Y es en este punto donde el Atlético de Madrid muestra una total indefinición futbolística.
Limitaciones del ataque posicional del Atlético de Madrid:
El principal problema que se encuentra el equipo rojiblanco cuando intenta plantear un partido desde una situación con posesión del balón, llevando la iniciativa en el juego, con presencia numerosa en posiciones de ataque, es la falta de jugadores capaces de liderar la organización del juego en fase ofensiva. El equipo cuenta con excelentes delanteros, jugadores capaces de desequilibrar en la fase final de la jugada, pero carece de la figura que les haga llegar el balón correctamente. De nada sirve tener arriba a Maxi, Simao, Reyes, Agüero o Forlán, sin no hay ningún jugador capaz de leer sus movimientos. Todos los equipos con intención de ser protagonistas en el juego deben tener ese tipo de jugador, indispensable para iniciar jugada y llevar el balón con criterio desde la defensa a las posiciones de ataque. El Barça de la segunda Champions, por poner un ejemplo, contaba con la figura de Rafa Márquez para iniciar la jugada desde la defensa o Iniesta y Deco para hacerlo desde la media…la misión de Ronaldinho, Messi y Eto’o era la de decidir.
De hecho, los movimientos para tratar de incorporar a la disciplina colchonera a jugadores como Márquez, Riquelme o Deco, iban en esta dirección ya que en la plantilla actual parece difícil hallar un jugador capacitado para liderar el ataque rojiblanco. Maniche, Raúl García o Cleber Santana son futbolistas destinados a complementar a este tipo de jugador ja que poseen un mayor recorrido, trabajo en la contención y llegada a gol. La esperanza atlética, en este sentido, puede ser Thiago Motta, aunque su perpetua irregularidad y facilidad para sufrir problemas físicos crean una notable incertidumbre en cuanto a esta posiblidad.
Por si fuera poco, el ataque posicional con control del balón obligaría al equipo a plantear una línea defensiva adelantada lo que se presume poco menos que un suicidio teniendo en cuenta la lentitud y poca compenetración en la parte central de la línea defensiva y a la ausencia de jugadores en mediocampo capaces de presionar a los organizadores rivales.
El instinto de supervivencia de los cracks como recurso:
Para hacer frente a este panorama y poder percutir en las defensas rivales con el balón controlado, el Atlético basa su juego en la constante movilidad de sus hombres de ataque, siendo fundamental la función de Diego Forlán. Así pues, a la manera del Manchester United, los delanteros permutan constantemente sus posiciones partiendo de una línea de tres en la zona de tres curtos y un hombre en punta que suele ser Agüero. De esta manera buscan generar el espacio vacío en la posición del mediapunta, para que el movimiento del delantero ocupando este espacio libre, permita desajustes en la defensa rival que puedan ser aprovechador por la movilidad de los demás atacantes. Un ejemplo sería Forlán viniendo a recibir de espaldas, devolviendo de primeras al mediocentro y marchándose hacia uno de los costados generando un espacio vacío para la caída de Agüero que vuelve a apoyarse en el mediocentro arrastrando a su marcador, y por lo tanto, genera un hueco en la defensa que busca aprovechar Forlán o el hombre de banda a partir de un desmarque de ruptura a la espalda del central.
No obstante, este es un sistema que si bien se muestra efectivo ante rivales de un nivel inferior, ante adversarios de calidad similar o superior, se presume insuficiente. De hecho, en los dos partidos que ha afrontado el Alético esta temporada ante rivales poderosos (Real Madrid y Barcelona) el conjunto rojiblanco ha resultado perdedor.
Otro de los recursos que utiliza el equipo ante esta situación es la táctica que utilizaba Capello en Italia que consiste en que, ante el riesgo de perdida en zona de creación, el objetivo es situar el balón en la zona de tres cuatros con un balón aéreo y iniciar jugada a partir del rechace. Este recurso, también utilizado por el Chelsea de Mourinho cuando con motivo de las incorporaciones de Ballack y Shevchenko el conjunto blue perdió velocidad en el contraataque, tiene pocas perspectivas de éxito en un Atlético de Madrid sin una referencia ofensiva en el juego aéreo (ya que parece difícil que Mista desbanque a cualquiera de los dos puntas) y con la falta de agresividad en los jugadores encargados de luchar por el balón suelto.
Limitaciones del juego al contraataque del equipo colchonero:
Vista la situación, lo más lógico sería plantear un equipo basando su juego en salidas rápidas al contraataque. Es decir, situar un equipo bien estructurado defensivamente que permita salir a la contra aprovechando la rapidez y calidad de los hombres de ataque. El problema, otra vez, se encuentra en el centro del campo, ya que no contamos con jugadores especialistas en la recuperación del balón, algo fundamental para la eficacia de cualquier contraataque, puesto que la recuperación en zona creativa rival permite sorprender al adversario con una mala posición defensiva y el equipo volcado en ataque. Así pues, ante la falta de este perfil de centrocampista, al Atlético sólo le queda esperar a recuperar el balón en la defensa a partir de la acumulación de efectivos, lo que resta velocidad a las contras y anula el factor sorpresa.
En esta situación, el equipo presenta otra debilidad como resultado de la inferioridad numérica generada por la presencia de cuatro futbolistas preocupados, prácticamente en exclusivo, por el ataque. Cierto es que en el inicio de la defensa, tras perdida en la delantera, el esquema varía a un 4-4-1-1 con Forlán cercano a la zona ancha, pero una vez superada esta primera “muralla” el equipo colchonero sufre la desconexión tanto de los dos puntas como de los hombres de banda, dejando únicamente a la pareja de pivotes ante toda la línea de centrocampistas rival. Así pues, el Atlético puede defender los ataques destinados a la zona central de su defensa a partir de juntar a los dos pivotes con los dos centrales, pero los problemas llegan cuando el rival intenta entrar por bandas. Aquí, ante la ausencia del dos contra uno del extremo, es uno de los mediocentros el encargado de ayudar al lateral a cubrir su zona, lo cual deja al mediocentro restante con la doble misión de incrustarse entre los centrales en los centros laterales, y de vigilar la segunda línea rival. De este modo, cualquier dejada del delantero para un jugador de segunda línea o superioridad numérica en esta zona del campo resulta imposible de controlar para el sistema defensivo atlético.
sergio 25 enero, 2008
qe fichen ya a thiago mendez y qe se dejen de chorradas.aupa atleti