Principales carencias de la selección española:
Dificultad para defender el fútbol directo:
La española es una selección que ofrece al rival la posibilidad de generarle peligro sin la necesidad de contar con excesivos recursos ni condiciones técnicas. Un simple balón largo buscando a un punta referencia que baje el balón o busque la prolongación, es suficiente para poner en jaque a toda la retaguardia española.
Por este motivo, la zona del mediocentro es la zona escogida por el rival para buscar que su ariete actúe como boya, lo que obliga a uno de los dos centrales a adelantar en exceso su posición. Esto que no debería ser un problema excesivo ya que cuando se produce esta situación la defensa debe cerrarse, en España, debido a que tanto Ramos como Capdevila permanecen en una posición demasiado abierta, genera unos enormes espacios interiores que, en caso de que el punta rival logre prolongar el esférico, sitúan al otro central como único defensor para tapar toda la parcela central de la zaga.
En el supuesto de que el delantero no consiga prolongar el balón y se genere un rechace, la desventaja vuelve a ser evidente si tenemos en cuenta que Senna se ve obligado a bascular en exceso hacia la derecha, lo que puede generar un escenario en que Xavi sea el único futbolista español que luche por el rechace, lo cual, teniendo en cuenta que entre las virtudes principales del azulgrana no estarían ni el despliegue físico ni la agresividad en el choque, dibuja un escenario desalentador para los intereses del combinado nacional. Así pues, ante selecciones que presenten en punta a un futbolista capaz de imponerse por alto, prolongar o jugar de espaldas a la portería, la selección española puede pasar por muchos apuros. Una posible solución hubiese sido la participación en el mediocentro de Albiol o De la Red.
Poca mezcla=juego previsible:
Un equipo de fútbol debería formarse por jugadores de características diferentes y complementarias que ofreciesen diversificación en las alternativas al juego. Juego interior, por banda, fútbol de combinación, juego directo… pero España parece tener sólo un camino hacia el éxito. Si se dan las circunstancias y el equipo sabe interpretar bien el juego, este no debería ser un problema importante, pero parece difícil que en el camino de una selección que desea alzarse con el título, no aparezca algún partido antipático en el que no poder imponer su fútbol. Llegados a este punto, la selección se encontraría con una tendencia excesiva a dirigir el ataque hacia el centro y a buscar un juego combinativo. Silva, Xavi e Iniesta, los encargados de organizar el ataque tienen un perfil parecido, de toque, velocidad en la circulación, búsqueda del pase interior pero poca profundidad por banda o búsqueda del balón largo.
Es cierto que en algunos momentos de los partidos, sí se ha visto una mayor tendencia hacia el juego de contraataque buscando las carreras de Torres y Villa, pero cuando esto sucede, para realmente sorprender al rival, el pase debería salir de la defensa donde sólo Marchena tiene un buen desplazamiento en largo. Además, el jugador valencianista debe jugar en el perfil zurdo ya Luís necesita a un central más veloz como Puyol para tapar la espalda de Ramos, ante lo cual, el pase largo de Marchena acostumbra a ser demasiado vertical y más fácil de defender que un balón en diagonal que busque ganar la espalda a la defensa rival.
Desequilibrio Sergio Ramos:
Una buena solución, teniendo en cuanta que si algo sobra en el once español son los «peloteros» sería la de dar entrada en lugar de Xavi o Iniesta de un futbolista de mayor recorrido, o alinear a Albiol, De la Red o Xabi Alonso en el mediocentro para adelantar la posición de Senna, de manera que cuando el mediocentro caiga a banda para cubrir las subidas de Ramos, sea el centrocampista del Villarreal el encargado de ocupar el centro del campo.
El juego a balón parado:
En una fase de eliminatorias el más mínimo detalle puede mandarte para casa, y por eso muchos partidos se deciden en el juego de estrategia. En el once de Luís, únicamente Marchena, Ramos y Torres superan el metro ochenta, lo que unido a que las salidas por alto son, posiblemente, el aspecto más flojo del juego de Casillas, dejan un panorama desolador a la hora de defender el juego aéreo de selecciones como la italiana que cuentan con un arsenal aéreo impresionante con hombres como Toni, Chiellini, Panucci, Rossi o Ambrosini. La solución pasa por evitar conceder córners o faltas laterales, pero no estaría de más la presencia de algún otro futbolista intimidador por alto para ganar en seguridad.
Los puntos fuertes de la selección española:
Mentalidad:
Sirva como ejemplo la final del último Mundial entre Italia y Francia, con Buffon, Zambrotta, Materazzi, Cannavaro, Gattusso, Pirlo, Camoranesi, Perrotta y Totti por los primeros, y Barthez, Sagnol, Thuram, Gallas, Abidal, Makelele, Vieira, Malouda, Zidane y Henry en el once galo.
A nivel de jugadores, de unos años a esta parte es evidente una notable evolución. Ahora, España ya no cuenta solamente con Barcelona y Real Madrid como únicos equipos capaces de aportar este tipo de jugador acostumbrado al más alto nivel, sino que la presencia de futbolistas españoles en las plantillas de otros grandes de Europa supone una ventaja importante para la selección. El ejemplo perfecto de esto es el caso de Fernando Torres, quien tras su paso por el Liverpool de Benítez es un futbolista mucho más maduro y competitivo que el del Atlético de Madrid. Aquel Torres vivía una competición de selecciones como un hecho extraordinario, muy por encima de la trascendencia de sus participaciones con su club. El Torres de hoy, en cambio, lleva una temporada luchando en un grande de la Premier, obligado a pelear por la victoria en todas las competiciones y habiendo quedado a un solo paso de la final de la Champions.
Ahora, la selección cuenta con jugadores capaces de dominar los nervios en situaciones de máxima tensión, habituados a partidos de estas características en los que un error te puede mandar para casa. Esta fuerza mental puede ser decisiva en escenarios en que el nivel sea parejo en cuanto a calidad individual, y en este sentido, los jugadores españoles son mucho más fuertes ahora que en anteriores citas.
Tándem Villa-Torres:
El valencianista y el red forman una de las mejores y más completas parejas de atacantes que puede proporcionar el fútbol europeo actual. El uno complementa al otro y sus características les permiten dominar casi todos los aspectos del juego. Sin duda, uno de los mayores errores del Atlético de Madrid de los últimos años fue que se le escapara el fichaje del asturiano cuando éste aún militaba en el Zaragoza. Con él, junto al Niño, el equipo madrileño hubiese crecido exponencialmente y posiblemente en la actualidad no hablaríamos de los colchoneros como un equipo que debe reinventarse año tras año en busca de la tecla adecuada que les devuelva al lugar que por historia le corresponde.
Fernando Torres es movilidad, caída a bandas, velocidad, dinamismo y desmarque de dentro a fuera. El Guaje, por su parte es desmarque de fuera a dentro, juego de área y efectividad en la realización. Torres se aprovecha de la capacidad de Villa para fijar a los centrales y el asturiano de los espacios que genera el delantero del Liverpool en sus desmarques hacia los costados. Es una pareja que puede rendir tanto en ataque estático como al contraataque, capaz de generarse sus propios espacios e incluso de jugar un fútbol más directo con Torres peleando los balones aéreos y buscando la prolongación para un Villa de desmarques más cortos y buscando siempre el marco contrario.
Así, con la autonomía de sus dos puntas y la capacidad de los centrocampistas españoles de brindarles buenas asistencias, la selección presenta un ataque de totales garantías, capaz de salir airoso en el enfrentamiento con cualquiera de las defensas del resto de selecciones.
Plan B i C:
Con el partido de cara la apuesta del seleccionador es la de sacrificar a uno de los dos puntas -preferiblemente Torres ya que la racha goleadora de Villa lo convierte en imprescindible- para dar entrada a otro «pelotero»: Cesc Fabregas, cambiando el esquema inicial por un 1-4-5-1. Así, sabiendo que el equipo español no se caracteriza por su seguridad defensiva ni por su capacidad de pressing al rival ni de robar balones, el seleccionador apuesta por una defensa con balón, poblando más si cabe la media y protegiendo la portería mediante la posesión del esférico. Durante la Eurocopa esta solución ya fue utilizada en el partido contra Rusia.
Por contra, si el resultado es negativo para los intereses de la selección, la solución es la contraria: sacrificar el control de la posesión a cambio de mayor profundidad en el juego. El sacrificado en este caso es Iniesta -o Xavi- que dejaría su puesto a Santi Cazorla quien, escorado al perfil diestro del ataque, posibilita que el equipo desborde por ambas bandas, gane en movilidad y verticalidad, y suma otro futbolista sobresaliente en el uno contra uno. Xabi Alonso sería la segunda parte de este Plan C entrando por Senna para mejorar la circulación y ofrecer su desplazamiento en largo y disparo lejano.