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Construyendo un nuevo Barça (I) La banda derecha.

coachEl nuevo proyecto de Pep Guardiola ya está en marcha, y tras seis partidos oficiales ya podemos empezar a adivinar sus intenciones para el equipo y el camino que éste puede tomar. No cabe duda de que el equipo todavía está muy verde y con numerosos campos de mejora, pero personalmente esperaba que a estas alturas su grado de maduración fuese bastante más bajo. La diferencia respecto a lo que esperaba -que por otro lado hubiese sido lo normal en cualquier equipo que parte prácticamente de cero-, es que este equipo sabe a lo que quiere jugar y tiene una idea clara de hacia donde se dirige, lo que ahora falta es construir el engranaje para poder hacerlo. Con este pretexto, pues, a lo largo de este inicio de temporada realizaremos varios posts en los que nos dedicaremos a analizar algunas partes de este engranaje, su funcionamiento, sus fortalezas y debilidades, e intentaremos meternos en la cabeza del técnico a la vez que formularemos nuestras propias propuestas. Para empezar, centraremos nuestra atención en la banda derecha culé, una banda derecha que con Messi y Alves está llamada a ser una de las más potentes del continente, pero que hasta el momento ha evidenciado algún que otro problema.

Con la llegada de Dani Alves este verano, el Barça no buscaba únicamente incorporar a uno de los laterales más determinantes del planeta, sino que pretendía favorecer el aumento en el rendimiento de otros jugadores y el funcionamiento global del equipo. La elección del ex-sevillista y el alto precio pagado por él no fueron aspectos caprichosos, sino que la secretaría técnica sabía que Alves era mucho más que un lateral ya que podía responder a varios perfiles y por lo tanto, ser útil al equipo en diversas situaciones del juego. En este sentido, dos aspectos capitales en el nuevo proyecto de Guardiola son, por un lado, abrir el juego por bandas y, por el otro, el hecho de llevar el peso del partido como algo innegociable, para lo que es preciso tener el control del centro del campo. La intención, pues, es que Alves sea un futbolista que intervenga en ambas situaciones.

Por un lado, con un extremo como Messi jugando a pierna cambiada que generalmente tiende a buscar el regate natural hacia dentro centrando su posición, si el equipo, como es el caso, pretende tensar al máximo a la defensa rival fijándola a ambos lados del campo y generar, así, mayores espacios entre líneas, era preciso contar con un lateral con capacidad para progresar por la banda -con y sin balón- y con buen criterio para elegir la opción indicada en el último tercio del terreno de juego. Esta necesidad de contar con un lateral de carácter ofensivo tiene, además, otro punto clave. A diferencia de lo que ocurría en otras temporadas, hoy por hoy en el F.C.Barcelona hay un jugador por encima del resto, Messi, que determina el rendimiento del conjunto y por lo tanto, sobre el cual recaen la mayoría de los esfuerzos defensivos de los rivales. Ya la temporada pasada Ronald Koeman, en el emparejamiento copero contra los culés, dio una pista de lo que le podría esperar al argentino esta temporada con un marcaje triple en el que Mata en fase defensiva pasaba a actuar como un interior más, cerrando así las zonas centrales a las que suele volcar su juego el crack azulgrana.

Ante esta situación el lateral derecho culé queda libre de marca, de ahí la importancia de que éste reuna unas características ofensivas con las que sacar provecho a esta libertad. Así, si Messi se desplaza hacia la zona de la mediapunta arrastrando a varios rivales y despoblando la banda derecha del ataque culé, Alves tendrá todo el pasillo disponible para abrir el campo y llegar a posiciones ofensivas como si de un extremo más se tratara. Si por el contrario el crack argentino permanece en una posición abierta a la banda, la atracción generada sobre los rivales permitirá al lateral sumarse al centro del campo libre de marca, desde donde participar activamente en la creación del juego junto a los otros tres centrocampistas azulgranas. Esta capacidad de Alves para participar en la elaboración es el otro aspecto fundamental por el que la secretaría apostó por su llegada. No es ningún secreto que la idea de fútbol de Guardiola es una en la que el equipo debe dominar el juego, lo qual se logra haciéndose con el mando del centro del campo. Así pues, para dominar en la zona ancha es importante tener superioridad numérica, punto en el cual colabora activamente Dani Alves pasando a actuar en muchas ocasiones como un interior más en fase ofensiva, lo que permite al equipo contar con hasta cuatro jugadores interviniendo en la creación, y permite que los interiores puedan prodigarse en las llegadas desde segunda línea ya que la media no queda en situación de inferioridad numérica.

Vemos pues que en el actual Barça Alves cumple con un doble rol, por un lado el de doblar por banda actuando casi como un extremo cuando Messi centra su posición, y por el otro, cuando éste permanece en su demarcación de extremo, actuar como un centrocampista más ayudando a los Xavi, Iniesta o Keita a construir el juego de ataque culé.

No obstante, es evidente que esta situación puede acarrear algunos problemas defensivos, sobretodo cuando el brasileño ocupa posiciones de extremo, ya que con los dos hombres de banda volcados en ataque, en caso de pérdida, al rival no le cuesta mucho trabajo llevar peligro por la desprotegida banda azulgrana.

Hasta el momento la solución a este problema consiste en una basculación extrema de la defensa hacia banda derecha, focalizada sobretodo en la figura del central más próximo a Alves. Vemos, pues, que cuando el equipo tiene el balón, defensivamente se organiza prácticamente en una defensa de tres en que la obligación del central diestro de abrirse mucho al costado, habilita un espacio enorme respecto al otro central, que repercute en constantes situaciones de uno contra uno del punta con el central que cierra la defensa. Para corregirlo, en muchas ocasiones es el lateral izquierdo el que debe centrar su posición, dejando, en este caso, libre su espalda para la llegada de algún delantero rival.

Teniendo en cuenta el importante desembolso realizado por Alves, la opción de que el lateral contenga sus impulsos ofensivos no parece una opción realista, tampoco que sea Messi el que incremente sus responsabilidades defensivas tapando las espaldas del lateral cuando éste se sume al ataque, por lo que vemos que la pieza que debe hacer funcionar a la perfección la banda derecha azulgrana es la de un tercer hombre, el interior de este costado que complemente a sus dos compañeros y permita construir los automatismos necesarios para sacar el máximo potencial al ataque por banda derecha.

Las dos opciones de Guardiola:

Por su concepción del fútbol como una globalidad en que no se diferencia entre la fase ofensiva y la defensiva, deberíamos descartar, de entrada, la posibilidad de utilizar para el interior derecho a un futbolista únicamente con un rol defensivo – al estilo de Gattusso- para dejar el juego de ataque para Alves y Messi, un rol que en la actual plantilla podría desempeñar Puyol retornando a su demarcación en categorías inferiores en el centro del campo. No obstante, como ya hemos dicho, ésta no parece ser una opción realista por lo que para ajustar el funcionamiento de esta banda derecha mediante un tercer jugador, Guardiola parece tener dos alternativas herederas de sus dos grandes influencias futbolísticas.

Solución Van Gaal: recorrido, dinamismo y sacrificio.

Como Pep ha reconocido en más de una ocasión, el Ajax de Van Gaal ha sido uno de los equipos que más ha admirado y muchos de los conceptos futbolísticos que aquel equipo manejaba, se pueden ver ahora reflejados en el proyecto del técnico catalán. En el caso que nos ocupa, los interiores, el Ajax utilizaba a futbolistas veloces y dinámicos tanto en ataque como en defensa, fase en la que resultaban imprescindibles a la hora de ayudar a los laterales y seguir a la segunda línea rival. Observar a los Seedorf, Ronald de Boer o Davids es encontrarse con futbolistas dotados para el juego de ataque, pero también disciplinados en el sacrificio defensivo y con capacidad de recorrer muchos kilómetros a lo largo de un partido, función que más tarde, ya con el técnico holandés en Barcelona, cumplieron Luis Enrique, Cocu o Gabri, o Essien y Lampard en el Chelsea de Mourinho, otro técnico en que se observa la impronta de Van Gaal.

De la actual plantilla, el jugador que claramente se adaptaría mejor a este rol es el biuelorruso Alexandr Hleb, ya que se trata de un futbolista que puede participar activamente en el juego ofensivo del equipo, a la vez que exhibe un gran sacrificio defensivo tanto en la presión como en el repliegue. Otras alternativas que podría barajar el técnico -y más después de la lesión del ex del Arsenal- son las de Keita o Gudjohnsen. La opción del malí puede resultar más dudosa ya que siempre resulta difícil situar a un zurdo a pierna cambiada, sobretodo si éste debe ser un hombre importante a la hora de construir juego y de asociarse con sus compañeros. La opción de Guddy, en cambio, podría ser la solución más interesante, al menos hasta que Hleb se recupere, puesto que recuperaría la demarcación y la función en la que mayor rendimiento ha ofrecido, ya que partiendo desde el interior derecho el islandés saca el máximo provecho a su verticalidad, llegada desde segunda línea, trabajo en la presión y disciplina táctica.

Solución Cruyff: juego de posición y uno contra uno.

Hasta el momento parece ser la opción escogida por Guardiola y la lesión de Hleb puede provocar que esta elección resulte definitiva. Consiste en aplicar la máxima de Johan Cruyff de si tu tienes el balón, el otro no lo tiene, y compensar el riesgo defensivo con el éxito en ataque. Para llevar este plan a cabo lo fundamental es mantener la posesión del balón, por lo que no sólo es importante la habilidad de los jugadores como pasadores haciendo que el destinatario del pase reciba el balón en las mejores condiciones-por ejemplo si el receptor del pase es zurdo el pasador tratará de que el balón le llegue a la pierna buena-, sino que para poder mantener el control del esférico, el resto de jugadores deberán posicionarse de tal manera que habiliten líneas de pase que sirvan de apoyo al futbolista que tiene el balón. Así, pues, si el técnico apuesta por esta segunda solución el hombre elegido para el interior derecho debería ser Xavi.

El segundo aspecto fundamental en este segundo planteamiento junto al juego de posición, será el éxito en el uno contra uno. A nivel defensivo, con el objetivo de mantener la posesión del esférico, renunciamos a un jugador que realice las coberturas  o apoye en el dos contra uno al lateral, por lo que será imprescindible que éste gane la mayoría de los duelos contra el extremo rival. Se necesita, pues, un lateral rápido, agresivo y resistente físicamente, por lo que Alves puede ser el hombre perfecto. Por otro lado, para que el riesgo que supone esta situación de uno contra uno resulte rentable para el equipo, es importante que los delanteros ganen su emparejamiento con el defensa, ya que así no permites al rival contraatacar cuando los hombres que ocupan el costado están volcados al ataque, siendo Messi en este caso el futbolista idóneo para cumplir con este cometido.

Para perfeccionar el sistema, no obstante, serán importante tanto las sesiones de entrenamiento como el rodaje de los partidos, las primeras sobretodo para trabajar de manera específica la resolución tanto ofensiva como defensiva de los uno contra uno -planteando ejercicios en los que, por ejemplo, Messi deba superar a Alves y éste tratar de arrebatarle el balón- mientras que el jugar minutos juntos favorecerá una mayor entente entre los jugadores que les permita asimilar el juego de sus compañeros y poner el juego de posición al servicio del control de la posesión.

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