
A primer vistazo se observa que con las bajas de Baptista, Robinho y Soldado, sumadas a la lesión de Sneijder, y con Van der Vaart y De la Red como únicos refuerzos, Schuster deberá invertir muchos esfuerzos en alargar una plantilla que a día de hoy parece algo corta. Cabe recordar que el alemán, la pasada temporada apenas contó con trece jugadores – Casillas, Ramos, Pepe, Cannavaro, Marcelo, Heinze, Diarra, Guti, Baptista, Sneijder, Robinho, Raúl y Van Nistelrooij- y que no fue hasta final de temporada cuando se decidió a dar minutos a hombres como Saviola, Gago o Higuaín. Así, en una temporada en que al equipo se le debe exigir llegar lejos en las tres competiciones que disputa, será imprescindible que además de los once o doce jugadores que hoy por hoy tienen un peso específico en el equipo, otros jugadores adquieran un mayor protagonismo.
A esta plantilla ya corta de entrada se le debe añadir el traspaso a última hora de Robinho, en lugar del cual el club no ha incorporado a ningún jugador, y la lesión durante la pretemporada de Wesley Sneijder, siendo estos los dos principales quebraderos de cabeza que puede tener Schuster a la hora de organizar el equipo. Si analizamos estas dos ausencias en conjunto observaremos rápidamente que la principal diferencia respecto al conjunto de la pasada campaña es el volumen realizador del equipo, ya que tanto Robinho como Sneijder eran dos jugadores que garantizaban unas cifras cercanas a los diez goles por temporada. Así pues, hoy por hoy todo parece indicar que toda la responsabilidad anotadora recaerá en la veterana pareja atacante formada por Raúl y Van Nistelrooij, a la espera de comprobar las evoluciones del recién incorporado Van der Vaart. De las alternativas que maneja el técnico a la hora de substituir a Sneijder -Gago, De la Red o Guti- ninguna sobresale por su faceta goleadora, lo que a buen seguro hará pensar a Schuster que ni mucho menos le estorbaría un jugador como Baptista en la plantilla. Para remplazar a Robinho el problema parece ser el mismo ya que tanto Drenthe como Robben se quedan lejos de los once goles en 32 partidos de liga que logró el brasileño. Una solución en cuanto a volumen realizador podría ser Gonzalo Higuaín, pero en el actual esquema blanco parece casi imposible que pueda encajar jugando por banda izquierda, y su rol parece reducido a disputarle el puesto de segundo punta caído a banda derecha a Raúl, o supeditado a un posible cambio de dibujo táctico.
La baja de Robinho, por su parte, resulta igualmente determinante para el funcionamiento del conjunto. El brasileño no era únicamente el futbolista más desequilibrante de la plantilla, sino que su aportación tanto en la elaboración del juego como en la finalización resultaba fundamental. Sin él, el Madrid deberá ser forzosamente diferente ya que con su traspaso el equipo ve como se rompe la perfecta sociedad que formó en la banda izquierda con Marcelo y Sneijder, los dos jugadores que a buen seguro se verán más afectados por la marcha del extremo. En el caso de Marcelo, la presencia del extremo brasileño le permitía actuar como un centrocampista más y convertirse en un elemento vital en la construcción del juego, ya que no tenía la obligación de doblar constantemente al extremo debido a que éste era capaz, gracias a sus características y habilidad en el regate, de llevar peligro constantemente por sí solo por el costado. Sus numerosos recursos le permitían salir tanto por fuera para llegar a línea de fondo como hacia dentro y encarar portería trazando una diagonal. Este hecho, además de ser una de las principales soluciones ofensivas del equipo, obligaba a que el rival tuviese muchas dificultades para controlarlo. Ante un jugador como Robinho, capaz de superar a cualquiera en el uno contra uno, es obligado un marcaje doble y ahí es dónde su sociedad con Marcelo y Sneijder resultaba letal. Cuando la ayuda al lateral rival la realizaba el extremo, Robinho decantaba su juego hacía el centro, desplazando a los dos hombres que cubrían la banda, y dejando todo el carril para una subida de Marcelo. Si por el contrario el técnico rival ordenaba un dos contra uno con la intervención de un centrocampista, el juego del brasileño caía al costado, despoblando la zona central y abriendo un enorme carril para las llegadas desde atrás de Sneijder. Ahora con Robben, el funcionamiento será forzosamente diferente ya que el holandés es un extremo a la antigua, de juego vertical y pegado a la cal. Para marcarlo los rivales pondrán sobre él a sus dos hombres de banda ya que Robben difícilmente tenderá a desplazarse hacia la zona de la mediapunta, y si lo hace, su aportación tampoco debería resultar determinante. Arjen, para ser peligroso debe buscar la línea de cal y llegar hasta línea de fondo, para lo cual, con el objetivo de que una doble marca no lo anule, será importante la participación ofensiva de Marcelo para igualar efectivos con los defensas del rival. Así pues, aquí se presenta el primer problema resultado del cambio de Robben por Robinho, y es que con Marcelo doblando constantemente al extremo, el equipo perderá a uno de sus hombres más importantes en la creación. El segundo problema tendrá como principal damnificado a Sneijder, ya que sin salida hacia dentro, Robben no reclamara la marca de uno de los rivales que actúe en la parcela central, por lo que al interior holandés se le cerrarán esos pasillos de los que tanto provecho sacó la pasada temporada para alcanzar zonas de remate.
El cambio Robben por Robinho también tiene la lectura positiva de que permitirá al Madrid contar con un jugador rápido y profundo en el once, algo que como ya comentamos en anteriores entregas, esta temporada puede resultar vital para sobreponerse a lo planteamientos de los rivales, pero no obstante, poniendo esto en la balanza junto a todo lo comentado hasta ahora, creemos que los blancos claramente salen perdiendo con el cambio. La solución para el Madrid de esta temporada hubiese sido la búsqueda de un dos en uno, es decir, teniendo en cuenta que el ataque necesitaba hasta cuatro perfiles -el nueve puro, el segundo punta, un jugador de desborde en el uno contra uno y un extremo profundo y vertical- el objetivo era encontrar aquel jugador capaz de asumir dos de los roles. Si la idea inicial era una delantera formada por Cristiano Ronaldo, Van Nistelrooij y Robben, se cumplía con el propósito ya que los holandeses cumplirían con el perfil de nueve y de extremo vertical, mientras que el portugués podría asumir la función desequilibrante de Robinho y a la vez la de segundo punta que desempeñaba Raúl. Otra solución, una vez truncado el fichaje del crack del United hubiese sido la utilización de Higuaín como dos en uno, con Van Nistelrooij de nueve, Robinho como extremo de desborde y el argentino cumpliendo como segundo punta y extremo profundo. Sin Robinho ni Cristiano Ronaldo, no obstante, es el momento de analizar la plantilla y buscar los jugadores cuyos perfiles se adapten mejor a las necesidades del equipo.
Propuesta EUMD: Van der Vaart como Robinho.
La segunda parte de esta solución es la entrada de De la Red en el centro del campo junto a Diarra y Sneijder – hasta que éste se recupere esta plaza sería para Guti o Gago, restando llegada desde la segunda línea y dando argumentos a la entrada de Higuaín en banda derecha -, ofreciendo mayor consistencia al juego defensivo, la posibilidad de ejecutar los automatismos de que hablamos en la tercera entrega de la serie y convirtiéndose en el organizador y cerebro de operaciones del equipo blanco, debido a una mayor capacidad para vertebrar la creación del juego y para marcar los tiempos del partido.
Primera entrega: Real Madrid: camino hacia la excelencia (I)
Segunda entrega: Real Madrid: camino hacia la excelencia (II)
Tercera entrega: Real Madrid: camino hacia la excelencia (III)
