
Tras la catástrofe del partido ante el F.C.Barcelona, Javier Aguirre ha probado con planteamientos diferentes que tampoco parecen haber dado el resultado esperado. En este post, pues, trataremos de desarrollar la que sería nuestra propuesta para, respetando la base del funcionamiento de los colchoneros, minimizar las actuales debilidades y poder aportar nuevas fortalezas al equipo.
Cuando analizamos los problemas actuales del Atlético de Madrid, observamos que uno de los más importantes era la falta de un futbolista capaz de dirigir la construcción del juego y tejer a su alrededor un conjunto de sociedades que permitan al equipo de Aguirre ser algo más que unas individualidades ofensivas determinantes. Por eso, pese a las posibles reticencias iniciales del técnico, la presencia del argentino Ever Banega en el once cada día parece más indispensable. El Atlético no dispone de otro jugador capaz de asumir este rol, ya que el resto de centrocampistas responden a perfiles más físicos y dinámicos y con menos contacto con el balón -Raúl García sí podría cumplir con estas necesidades pero para ello necesitaría otro contexto e idea de equipo-, y tampoco hay en la plantilla un mediapunta organizador como podría ser Diego Ribas, Aimar o Iniesta.
Vemos pues, que la mejor opción es que Ever Banega entre en alguna de las dos bandas. Tanto Maxi como Simao son dos futbolistas que están ofreciendo un buen rendimiento, pero las necesidades del equipo obligan al técnico a sacrificar a uno de los dos. Analizando las características de ambos jugadores, la participación del extremo portugués se presume de mayor importancia, ya que además de aportar unas cualidades especificas al juego del equipo -desequilibrio y amplitud por banda, velocidad y desmarque- es el especialista a balón parado del equipo. Por este motivo, según nuestro criterio, la entrada de Banega al equipo debería hacerse en detrimento de Maxi Rodríguez, partiendo desde el costado derecho aunque con mucha libertad para abandonar la banda y participar en la creación. Para ocupar la banda quedarían las diagonales al espacio de Forlán y las subidas del lateral. Si cuando Banega centra su posición el interior le sigue, la banda estará desierta para atacar la sobrecarga sobre el lateral rival, mientras que si el contrario permanece en su puerto, el Atlético puede vivir en superioridad en la parcela central del centro del campo.
Junto a Forlán trazando desplazamientos sin balón a la espalda del lateral, en el ataque por banda derecha debe tener un peso importante el lateral derecho rojiblanco. Este rol no puede desempeñarlo Perea quién debería ocupar el puesto de central desde el cual cubrir la espalda del lateral gracias a sus cualidades físicas. El Atlético no tiene en la plantilla a un jugador que encaje en las características de un carrilero diestro, por lo que Aguirre deberá adaptar a alguno de sus jugadores para cumplir con este perfil. De cara a la temporada que viene, y si esta solución resulta efectiva, será el momento de incorporar a un lateral diestro de características ofensivas -dependiendo de la situación de las arcas rojiblancas podría ser interesante mirar al mercado sudamericano, sobretodo al brasileño, ya este mercado invernal-, pero hasta entonces el técnico deberá inventarse el perfil.
Así pues, la banda derecha del Atlético no se atacaría de una manera posicional, sino que cuando Ever Banega se fuese hacia el centro, serían Forlán y Camacho los hombres que deberían atacar el espacio generado por el argentino. En cierto sentido, el funcionamiento de esta banda derecha puede resultar similar a la del Real Madrid, donde las caídas de Raúl y las subidas de Ramos son las encargadas de llevar peligro por el costado.
Atlético de Madrid: la indefinición como bandera (versión 2.0)
