Junto a Samuel Eto’o y su difícil salida, probablemente, el protagonista del mercado de fichajes culé, haya sido el central ucraniano Dmytro Chygrynskiy, no tanto por su repercusión estrictamente deportiva sino por la obstinación de Pep Guardiola por incorporarle a la disciplina azulgrana, desde que lo descubriera preparando el enfrentamiento ante el Shakhtar Donetsk en la fase de grupos de la Champions League. La obsesión del técnico por Chygrynskiy ha dejado víctimas por el camino como el brasileño Henrique, pero Pep no quería un central, quería a Chygrynskiy, por lo que las alternativas como Henrique o los otros nombres que propuso la secretaría técnica -entre ellos el central del Porto Bruno Alves- fueron descartadas por el entrenador. Finalmente, ante la falta de alternativas a la hora de negociar, el club tuvo que pagar hasta 25 millones de euros por sacar a Dmytro del Shakhtar del millonario Akhmetov, cumpliendo así con una de las exigencias del técnico del Triplete. En este post, pues, trataremos de realizar una aproximación a este futbolista, que por jugar hasta ahora en una liga como la ucraniana resulta un desconocido para el gran público, y descubrir, así, aquellos elementos de su juego que pueden haber motivado la insistencia de Guardiola por lograr su incorporación.
Se trata de un central que desde hace ya algunas temporadas viene actuando por la izquierda pese a ser diestro. Esta posición «anti-natural» que en otro futbolista podría resultar una limitación a la hora de interpretar las distintas situaciones tanto ofensivas como defensivas, no supone ningún impedimento para el central ucraniano, quien de hecho ofrece más garantías como central zurdo que en una posición «más natural» debido a que su crecimiento futbolístico -tiene 22 años- se ha desarrollado en esta demarcación. Es un caso parecido al del alemán Philipp Lahm, un futbolista diestro que actúa más cómodo por banda izquierda que en la derecha.
Físicamente posee unas condiciones excelentes. Cuenta con un tren inferior muy potente y una altura que lo convierten en una pieza básica en sus equipos en los balones aéreos, destacando tanto en la estrategia ofensiva como en la defensiva, así como en la defensa de los balones largos hacia un delantero tanque. No obstante, al poseer un centro de gravedad alto, su capacidad de reacción es limitada, por lo que sufre en espacios reducidos. En cambio, su excelente colocación, lectura del juego y larga zancada, le permiten vivir muy cómodo cuando el equipo adelanta la línea. Se trata pues de un central líbero que sobresale por su capacidad para situarse correctamente sobre el campo y decidir acertadamente la acción que más conviene a cada situación del juego. Acostumbrado al esquema del Shakhtar en que los laterales tienen mucha presencia ofensiva, se muestra muy efectivo en las coberturas a banda, cayendo al costado cuando el lateral sube, en un mecanismo parecido al empleado por el F.C.Barcelona la pasada temporada con las subidas de Dani Alves y la consecuente caída de Rafa Márquez al costado.
Ofensivamente destaca a la hora de sacar la pelota, donde, aunque posee una técnica aceptable tanto en el pase corto como en largo, no son estos aspectos los que le permiten sobresalir. La principal virtud de Chygrynskiy, y seguramente la faceta de su juego que más habrá llamado la atención de Guardiola, es su capacidad para llevar la iniciativa del juego y dominarlo. Con el balón en sus pies, no se limita a ejecutar la mejor opción -o la menos mala- que le ofrece un determinado escenario, sino que si es preciso busca generar nuevas situaciones en el juego. No es el juego el que determina su acción, sino que es el propio jugador el que decide su siguiente paso alterando el contexto de la jugada. En este sentido, demuestra personalidad para asumir el peso de la transición defensa-ataque, y su frialdad permite que no le queme el balón en los pies a la espera de encontrar -o generar- la opción más ventajosa para el equipo, lo que provoca que cuando él tiene el balón sucedan cosas.
