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Cómo recuperar la profundidad en ataque

Guardiola-Zlatan

Tras una semana marcada por el revuelo de la renovación de Guardiola, el Barça tendrá el sábado en Zorrilla la oportunidad de dormir a ocho puntos del Madrid trasladando toda la presión a la capital. Por primera vez en mucho tiempo el equipo, como resultado de su eliminación copera, habrá podido disfrutar de una semana entera de preparación sin que los partidos intersemanales rompan la rutina de entrenamiento. A la espera de que vuelva la Champions, Guardiola tendrá en estas sesiones de entrenamiento “extra”, la ocasión perfecta para trabajar aquellos aspectos del juego azulgrana en los que más dificultades están teniendo. En este sentido, desde el inicio de temporada el equipo ha venido sufriendo la presión sobre la salida del balón y las defensas adelantadas de sus rivales. En muchas ocasiones se ha achacado este comportamiento de los equipos a un mayor conocimiento del juego del Barça, y aunque esta apreciación tiene mucho de cierto -resulta evidente que gran parte del éxito del tricampeón se basó en las opciones que brindaba el hecho de que fuese la defensa la que permitiese al equipo salir jugando desde atrás- debe remarcarse como algunos aspectos propios del juego del Barça han contribuido a ello.

El principal problema, y el tema en el que nos centraremos a continuación, es la falta de profundidad en ataque del equipo. Esta temporada el rival se ve menos agredido, por lo que tiene menos dificultades para plantar su línea defensiva lejos de su portero. Con ello, no solo empuja al resto de líneas hacia delante y por lo tanto hace más eficaz su presión sobre la salida de los de Guardiola, sino que juntando las líneas elimina los espacios en los que deberían recibir los hombres de ataque del Barça. Así pues, los defensas, ahora, no solo se ven sometidos a una mayor presión por parte de los rivales, sino que además, disponen de menos opciones de pase o estas conllevan un riesgo mayor de perder la posesión.

En este sentido, no son pocos los partidos en los que al equipo le ha costado defender situaciones de contraataque del rival. Esto ha hecho sobresalir a los jugadores con mayor talento defensivo pues se han visto muy exigidos en situaciones de mucho riesgo, mientras que aquellos futbolistas que necesitan una transición ataque-defensa más “colectiva” han desnudado sus carencias.

Es obvio que un factor importante en la pérdida de profundidad en el juego se debe al cambio de delantero centro, pues la velocidad, verticalidad y habilidad en el desmarque al espacio de Eto’o suponían un peligro constante para las zagas rivales. No obstante, reducir la explicación al cambio de Eto’o por Ibrahimović sería equivocado pues, por un lado resultaría un argumento demasiado simplista, y por el otro, obviaría que si el cuerpo técnico apostó tan decididamente por el cambio, no sólo sería consciente de las características de ambos jugadores, sino que contaría con solucionar el problema de la falta de profundidad por otras vías y mediante la aportación de otras piezas.

En este sentido, a la necesidad de que Ibrahimović, cuando no participa directamente de la jugada, efectúe algún desmarque de ruptura que empuje a la defensa rival hacía su portería y la aleje del centro del campo, deberá sumarse la aportación de otros jugadores. Por un lado, y es algo que en los últimos partidos se está logrando, es importante para el juego azulgrana que Iniesta recupere el tono de la pasada temporada y así superar líneas. De este modo, con un regate, desde la posición de interior el manchego logra situar el balón a la espalda del centro del campo del adversario, obligándolo a recular y, por lo tanto, a regalar espacios al centro del campo del Barça, lo que provoca que el rival recule a la vez que permite al equipo de Guardiola mantener la posesión en una zona más adelantada.

Junto a la de Iniesta, la recuperación del mejor Henry puede ser otra solución a la falta de profundidad en el juego de ataque del Barça, debido a que su peligrosidad en los desmarques a la espalda de la defensa, contribuye a estirar al rival e impide que se sienta tan seguro como hasta ahora situando su zaga muchos metros por delante del guardameta. Un factor que la pasada temporada contribuía a potenciar los desmarques al espacio, era la presencia en el centro de la zaga de un jugador como Márquez, posiblemente, uno de los zagueros con mejor pase largo de Europa. Esta temporada, no obstante, el nivel del mexicano no está siendo el deseado, provocando que el equipo sea menos peligroso en este aspecto del juego. Es posible que el cuerpo técnico pensase, en un principio, en compensar este hecho con la presencia del ucraniano Chygrynskiy, pero como ya hemos analizado en alguna ocasión, el ex de Shakhtar todavía está lejos de su plena adaptación al equipo. Así pues, junto a una mayor insistencia de Piqué a la hora de intentar el desplazamiento en largo, sería interesante que Dani Alves jugase un papel más determinante en el inicio de la jugada, acercándose más a los centrales y presentando al rival la amenaza de un balón largo a la espalda de la línea defensiva.

Finalmente, en momentos puntuales -debido a que entendemos que el juego del Barça debe crecer con Iniesta en la posición de interior-, como se demostró a principios de temporada, Seydou Keita puede ser un buen recurso debido a que sus peligrosas entradas desde segunda línea contribuyen a empujar a los centrocampistas rivales hacia su portería, a la vez que su aparición en zonas de remate aumentan la exigencia del rival a la hora de defender su área.

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