
Desde el banquillo, y antes de que el árbitro ordenara el saque inicial, Guardiola y su cuerpo técnico se percataron de esta nueva posición de Cristiano Ronaldo, indicando a sus jugadores un intercambio de posiciones que nos permitió resolver una de las dudas sobre el planteamiento culé apuntadas en la previa. Puyol era el central que debía caer sobre el perfil de Ronaldo, y así, como sucediera la temporada pasada en el Bernabéu, plantear un «doble lateral» para defender al portugués. Cabe la opción que el planteamiento de Guardiola, más que acercar a Puyol a Ronaldo, fuera el de alejar de él a Piqué para que así la salida del balón del Barça se desarrollara por el lado apuesto a las contras blancas, algo apuntado en la tercera parte de nuestro análisis previo y con lo que se conseguiría disminuir la peligrosidad del contraataque -si este transcurre lejos de Ronaldo- o aumentar su lentitud -si el Madrid quería llevar el balón a la derecha después de recuperar en la izquierda-.
Fuera como fuese, la variante del técnico resultó altamente nociva para el conjunto blanco, ya que no sólo desactivaba la principal conexión sobre la que construir una transición defensa-ataque peligrosa, sino que a nivel defensivo facilitó mucho las cosas a los azulgranas. La presencia de Di María en banda izquierda terminó por ser una marca individual a Alves que dibujó, en muchos momentos, una línea de cinco en defensa del Madrid. Con el argentino fuera de zona, Ronaldo en la banda contraria, Alonso tratando de defender la zona Messi y Khedira sobre el perfil diestro vigilando a Iniesta, al Barça se le abrió una autopista para Xavi y un Piqué que a consecuencia del intercambio de posiciones con Puyol caía sobre banda derecha, iniciaran todos los ataques. El central, además, volvió a su función en ataque prácticamente de lateral derecho y, sin oposición, su papel recordó al de Alves cuando el brasileño adopta funciones prácticamente de interior para generar superioridad numérica en la media.
Con el dos a cero volvió Cristiano Ronaldo a banda izquierda pero ya era tarde. El partido estaba roto y así llegó al descanso. En la reanudación el Madrid introdujo un cambio: Lass entraba por Özil para pasar a formar en 1-4-3-3 con el francés y Khedira como escuderos de Alonso, y un tridente ofensivo en el que Ronaldo ocupaba la banda izquierda y Di María la derecha. Sorprendió, otra vez, la obsesión de Mourinho por la banda derecha del Barça, pues Lass, en lugar de situarse como interior derecho para marcar a Iniesta, se acostó sobre el perfil zurdo. Seguramente el plan era buscar la recuperación con el francés para lanzar la contra con Marcelo, Cristiano Ronaldo y las caídas a banda de Benzema, pero el escenario en banda izquierda culé volvía a ser propicio. Piqué ocupaba el perfil zurdo pues Puyol siguió a Ronaldo en su cambio de banda, Iniesta disfrutaba de la bisoñez de Khedira, Villa ganaba la partida en todo momento a Ramos y, como consecuencia del cambio de sistema merengue, Busquets se liberó sin un mediapunta al que controlar.
La salida volvía a ser fácil, y una vez el balón llegaba al centro del campo, con la inestimable ayuda de Alves, Busquets, Piqué o Pedro, las históricas actuaciones de Xavi, Iniesta y Messi, valieron para que lo que debía ser la lucha por el liderato entre dos de los mejores equipos del mundo, se convirtiese en una de las exhibiciones colectivas más espectaculares jamás vistas en un campo de fútbol. El de hoy ha sido el análisis terrenal del clásico. El lugar del gran partido de Valdés, Alves, Puyol, Piqué, Abidal, Busquets, Pedro y Villa, los dispositivos tácticos, los problemas de unos o las ventajas de los otros. El desempeño de Xavi, Iniesta y Messi merece un espacio aparte.
